La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de noviembre de 2017.- En sobremesas con amigos, cuando la madrugada nos alcanza y el deseo de convivencia permanece, no falta quien pone en la mesa temas controvertidos o extravagantes para espantar el sueño o simplemente por llamar la atención de los presentes.
Recuerdo que no hace mucho, en casa de un buen amigo, hubo quien afirmó haber sido presa de la acción de brujos que fueron contratados para hacerle daño. La declaración por sí sola nos generó suspicacia y despertó variadas preguntas de todos los concurrentes.
Yo participé sugiriendo la lectura del libro “Los Brujos en el Poder”, de mi profesor en la maestría en periodismo, José Gil Olmos, periodista agudo de la revista Proceso que ha dedicado tiempo a investigar a políticos y empresarios que han acudido en diversos grados y modalidades a los recursos de la santería para alcanzar sus objetivos materiales.
Decidí que antes de pasar a entrevistar al maestro José Gil Olmos tendría que conocer de cerca este ambiente.
Fue así que me animé a visitar el mercado de Sonora de la Ciudad de México. El más extravagante e icónico de nuestro país. Lo mismo encuentras todo tipo de disfraces, que animales caseros o exóticos, y sobretodo, lo que le ha dado fama internacional: los remedios esotéricos para cualquier mal.
Visitarlo es toda una aventura. Su bullicio te da la bienvenida, sus aromas a hierba de temporada y las miradas de reconocimiento tan típicas de esta gran ciudad. Me dirigí a la sección de herbolaría y esotérica para buscar a “Santa”.
Una de las santeras y espiritualistas más famosas de este mercado que alberga a casi un centenar de hechiceros como ella.
A pesar de que la Suprema Corte de justicia de la Nación (SCJN) resolvió que es válido sancionar penalmente el delito de fraude específico, a los brujos o yerberos que obtengan un lucro indebido de la ignorancia, preocupaciones o superstición de la población.
Eso parece no preocuparles a estos peculiares personajes. Al recorrer sus estrechos pasillos de esta sección llenos de visitantes confirmó una vieja idea: Los mexicanos confiamos más en la suerte y en la magia que en la ciencia.
“Santa” se ubica en el local 313. Desenvuelta y dominadora de su tema me dice: Curo y mando enfermedades, desuno matrimonios, hago rendir tu negocio, y si lo necesitas, te pacto con Satanás. También hago amarres para conservar al ser amado, lecturas de cartas, amuletos de la suerte, limpias, despojos de males, y otros “trabajitos”.
Mucha gente usa la brujería para mejorar su vida o alterar el destino de otras personas. Pero ¿qué pasa cuando aquellos que deberían estar capacitados para tomar decisiones encaminadas a proveer de información, educar y no desinformar a la población, son clientes de estas prácticas?
Los políticos y la brujería
José Gil Olmos es reportero de la revista Proceso y autor de “Los Brujos del Poder”, “La Santa Muerte, la virgen de los olvidados”, “Los Reporteros mexicanos en la Guerra de Chiapas” y “Batallas de Michoacán”.
Ciudad de México. Maestro Resulta paradójico que en tiempos de modernidad los mexicanos sigamos acudiendo a encontrar respuestas y salidas a nuestros problemas en el esoterismo. ¿Qué le dice esto?
R: Que estamos viviendo una crisis estructural de todo tipo. No hay confianza, prevalece la incertidumbre, no sabemos en quién confiar, ni en un partido político ni en ninguna autoridad. Incluso, la Iglesia Católica está viviendo una crisis muy fuerte.
Frente a esta incertidumbre, a toda esta violencia que estamos viviendo los mexicanos, el pueblo mexicano busca una salida y ¿cuál es la salida? Estar creando sus propios santos, son santos populares que no necesitan pasar por los procedimientos dogmáticos de la Iglesia Católica.
Ejemplos sobran: la Santa Muerte; Jesús Mal Verde, el santo de los narcotraficantes; Juan Soldado o San Toribio, santos de los migrantes; los zapatistas y su Virgen de los zapatistas, que era la Virgen de Guadalupe pero con un paliacate en el rostro; o el caso de Oaxaca durante el conflicto del 2006 que crearon a la Virgen de las Barricadas. ¿Y quiénes les rezan a estos santos populares? Pues las personas más marginadas, las que no tienen absolutamente nada, o las que están entre la vida y la muerte.
Esta crisis de la que habla parece ser inversamente proporcional a la fe del mexicano de a pie, ¿Es correcto?
R: La fe es la que menos está en crisis, se están creando nuevas iglesias, nuevos santos, etc. En tiempos de crisis la gente busca un asidero, y como no lo encuentra en la realidad, crea sus propios santos.
A diferencia de los santos católicos que la gente les solía pedir milagros, a estos santos la gente les pide favores. Y ¿Cuáles son esos favores? Que les ayuden a tener casa, alimento, salud, trabajo, justicia, seguridad y educación.
Estamos hablando de las obligaciones que tiene el Estado mexicano de proveer a la población. Los chamanes y estos santos populares terminan por hacerle su trabajo al gobierno mexicano.
Usted ha investigado el esoterismo y sus ligas con los gobernantes y la acción política. ¿Qué hay detrás de los Brujos del Poder?
R: Hay una investigación de 20 años aproximadamente, mucho por parte de mi labor como reportero, cada vez que voy a una parte del país surge este aspecto mágico, por así decirlo, este aspecto religioso e incluso en muchas ocasiones este perfil esotérico que tenemos los mexicanos de creer en lo sobrenatural.
Pero lo que más me ha llamado la atención, es como esta creencia se refleja en el caso de los políticos, de los poderosos en México, gobernantes de todo tipo, se refleja en que acuden a lo que le llamo asesorías espirituales, brujos, chamanes, cartomancistas o astrólogos.
¿A qué acuden, qué tipo de asesoría les brindan a nuestros gobernantes?
R: Acuden para pedir consejos, para tomar decisiones públicas o de gobierno. Es ahí cuando se refleja este tipo de creencias en decisiones que nos involucran a todos. Porque de alguna manera estos brujos, chamanes y de manera más reciente los Santos Populares, son los que están ayudando de cierta forma a que un buen número de nuestros gobernantes estén tomando decisiones de carácter público.
Es precisamente lo que abordo en los Brujos del Poder, de cómo se han acercado a este tipo de creencias y cómo es que de alguna manera estos personajes del mundo esotérico han tenido un papel fundamental, primordial en la historia del país. Desde Francisco I. Madero hasta Enrique Peña Nieto.
Coméntenos de personajes políticos de la actualidad que usted haya investigado.
R: Un caso emblemático es Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón, quien antes de realizar un operativo policiaco le rezaba a la Santa Muerte para que todo le saliera bien.
Otro caso es tu ex gobernador, Ulises Ruiz, quien tenía en su domicilio un tlacuache encerrado al que le hacían un ritual de buena suerte. O Elba Esther Gordillo, que practicaba la magia negra, Beatriz Paredes que acudía con regularidad a sus rituales en Catemaco, o la superstición de otros, como Andrés Manuel López Obrador que eligió el 12 de diciembre (día de la Virgen de Guadalupe) para iniciar su pre campaña presidencial.
Brujos, chamanes y hechiceras han sido asesores de influencia en personajes de la política y regresamos al punto de partida, lo que necesitan es confianza y seguridad.
¿Considera como válida la conclusión de su investigación, la falta de seguridad personal en aquellos políticos que acuden al esoterismo?
R: Totalmente. Me parece que es una de las conclusiones más claras de esto. Es un fenómeno histórico, que de muchas maneras nos describe a nosotros, a los seres humanos, sobre todo a los poderosos, a los que toman decisiones, como seres inciertos que necesitan tener confianza y certidumbre para poder tener confianza en sí mismos, y que al no tenerla acuden a este tipo de prácticas.
Cuando yo le pregunté a un brujo mayor de Catemaco qué es lo que les decía a estos personajes que acuden a pedirle ayuda para alcanzar sus objetivos políticos, él me respondió algo muy lógico: lo primero que hago es escucharlos, después de oírlos hago una ceremonia, después deposito en un símbolo (un amuleto) y se los entrego.
Realmente lo que les estoy dando es la confianza y la seguridad que no tienen. Si un hombre o una mujer tienen confianza en sí mismos, puede hacer las cosas más extraordinarias en su vida. Esa es la clave.