Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax., 29 de noviembre de 2017.- Durante los últimos años se ha incrementado la violencia contra la mujer, así como un número significativo de homicidios que reflejan la pérdida de valores y las pocas-nulas alternativas de solución que existen para erradicar estas conductas, en su caso, generar políticas públicas que contribuyan a empoderar a la mujer y terminar de una vez por todas con prácticas misóginas que afectan a la sociedad.
De todo lo anterior, se perciben investigaciones que acompañan estadísticas de informe y programas que enaltecen discursos de campaña, adornan la imaginación de quienes aspiran a un cargo de elección popular y se dicen “solidarios” ante los altos índices de violencia que persisten en nuestro país.
Lo cierto es que no existe valor alguno que sirva de excusa para decidir sobre la vida humana, por ello, se debe trabajar por alcanzar “soluciones”, no más estadísticas en turno, o debate que sirva para definir el término o calificativo a utilizar para el hombre y la mujer; peor aún, apelar por mayor presupuesto que justifique instituciones de “esponja” que en poco favorecen a la tarea de erradicar la violencia y empoderar a la mujer.
De los programas, imparcialmente buenos, más no suficientes, algunos se limitan a la imaginación y creatividad del diseñador o departamento en turno, nada sólido si consideramos la población que consigue o mensaje-color que acotan unas simples líneas, principalmente si de hacer conciencia refiere y asimilar el contexto social se desea, inadecuado el propósito entonces para terminar con usos y costumbres que vulneran algo más que los derechos de la mujer.
No se trata únicamente de buscar responsables o suponer que instituciones de seguridad pública son responsables de todo, si bien esta última resulta cuestionable sin importar el estado o localidad en mención, debemos reconocer y buscar la coordinación interinstitucional para alcanzar acciones conjuntas en materia de “prevención”, y “denuncia”, consolidar iniciativas del legislativo que den cátedra de una verdadera impartición de justicia y reeducación de la problemática en mención como en Oaxaca.
Lo cierto es que la responsabilidad de combatir la violencia, y empoderar a la mujer predica con el ejemplo y va de la mano del trabajo en familia, sea madre o padre de familia, inculcar una cultura de respeto a partir de la correcta labor en casa para posteriormente impulsar este ejercicio en el sector educativo y la orientación necesaria de derechos humanos y firme compromiso de atenderlas.
Finalmente en política y religión quizá jamás vamos a pensar igual, estas letras van más allá de cualquier ideología que busque confrontar el papel del hombre y la mujer, se aventura en la búsqueda de “soluciones” que permitan erradicar la violencia contra la mujer y empoderarla para finalmente generar un país en igualdad de oportunidades.