Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de diciembre de 2017.- La señora es una profesional. En el más amplio sentido. Sin embargo, Miguel Mancera debe haberse sorprendido, al menos un poco, cuando Alejandra Barrales le “ofreció” la “generosa” opción de ser jefe de campaña de Ricardo Anaya.
Se consumaba así no sólo el fracaso de la decencia en política, sino la traición magnificada, la burla innecesaria.
Miguel Mancera debió ser candidato del llamado Frente Ciudadano, al que ya hasta el nombre le cambiaron, por su historia personal. Lo que algún día llamamos “la cultura del esfuerzo”, lo que habla de permeabilidad social, tan necesaria.
Mancera es un hombre que ha escalado en la posición social y política por su esfuerzo, sin padrinazgos, sin favoritismos u oportunismos. Lo que en sí mismo conformaría la razón de mayor peso para elegir al candidato del susodicho Frente. No fue así.
La confabulación a favor de Ricardo Anaya, que puso a los principales protagonistas de esto a carcajearse, para vergüenza ajena, es el mayor error que pudieron haber cometido. La señora Barrales, además, cree que con su conducta tan típica de quien ha navegado entre la corrupción y la traición, se “ganó” la candidatura del Frente a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Y no fue así.
Porque surgieron, de inmediato, otros dos candidatos. El doctor Armando Ahued y Salomón Chertorivski.
Cuidado con las credenciales de ambos. Al doctor Ahued le correspondió manejar uno de los mejores programas del gobierno de Mancera: El Médico en tu Casa.
Chertorivski viene de una familia judía que tiene amplísimas relaciones en el mundo del dinero y en el académico. Su abuela Celia, pintora, fue una mujer muy apreciada en los medios de comunicación, y su padre no se diga. A eso hay que agregar el manejo de los mercados, entre otros programas a su cargo.
No son candidatos fáciles de vencer. No tienen esqueletos en el closet ni departamentos millonarios en Miami, no viven en una casota en Las Lomas.
Y esto tiene que importar.
Como en el caso de Ricardo Anaya habrá de pesar, mucho, la historia de “enriquecimiento explicable” de su familia política, de él mismo, y sobre todo la decisión de que su familia viviese en Estados Unidos, sus hijos estudiasen allá por una larga temporada. Imposible creer en su vinculación con el país, menos todavía en su decisión y/o capacidad para enmendar los graves problemas que padecemos cuando lo que él hizo fue “sacar” a los suyos.
Anaya puede ser inteligente, pero no es suficiente. Los panistas, los de siempre, no van a votar por él. Y la clase pudiente, que no ha sufrido en este sexenio penurias, tiene a un candidato que los representa. Si a conservador nos vamos, además, es obvio que Meade le gana por mucho.
Por eso resulta tan negativa, como suicidio político, la decisión cupular de hacerlo candidato presidencial. Es cargar con todo en contra, imposibilitado de subir la cuesta en su contra que él mismo construyó.
Miguel Ángel Mancera tiene mucho mayor carisma, ha dado batallas importantes, está inscrito en el lado liberal que lo habría destacado porque ahora resulta que todos los candidatos, incluyendo Andrés Manuel, están instalados en la “mochería”, todos son persignados.
Cuando el sábado Mancera salió, en su reunión de todos los días por los avances en la reconstrucción después del sismo, con Cuauhtémoc Cárdenas al lado, el mensaje fue, insisto, de dignidad y también de Izquierda, de ratificar en qué lado de la historia decidió quedarse.
¿Ha terminado la historia política de Miguel Ángel Mancera? No lo creo. Veremos mucho en 2018. Gane quien gane necesitará sumar a contrarios. Y el supuesto perdedor del Frente, de su propia gente, de las razones cupulares, tendrá muchos haberes, podrá aportar a cualquier proyecto. Construyó una historia no de perdedor sino de respeto, nos hizo recordar la capacidad que solían tener nuestros políticos para no ponerse de rodillas, pero tampoco destruir.
Quien traiciona una vez, traiciona dos veces. La señora Barrales puede recurrir a las fotografías con poca ropa que se tomó hace tiempo, puede prometer futuros, puede hacer lo que quiera en su “campaña” para convertirse en candidata al gobierno de la Ciudad de México… ella ni siquiera conseguirá la generosa oferta de ser “jefe de campaña” quien tendrá que enfrentar a MORENA y al dinero del PRI…
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