Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de enero de 2018.- Para los que quieren ver desde ahora choques entre aspirantes a la silla presidencial, el desencanto de ver a uno llevando a la escuela a su hijo, otro cantándole las mañanitas a su esposa y la esposa del tercero en el súper es indicio de que las batallas aún no han comenzado.
Ello quiere decir que encuestas, tendencias y posicionamientos actuales son irreales, por más que uno de ellos quiera ya desde ahora las llaves de Palacio Nacional. En términos legales, los tres principales son apenas precandidatos. Por eso es que todos han pospuesto sus efectivas propuestas. La verdadera batalla por el poder comenzará a finales de marzo cuando ya tengan la condición de candidatos oficiales.
Lo único claro es que el calendario electoral del INE beneficia a López Obrador porque lo dejaron hacer campaña desde principios del 2013, en tanto que a los candidatos del PRI y del PAN sólo les darán los 90 días de ley.
El calendario electoral fue mal diseñado en cuanto a tiempos políticos. López Obrador entendió la dinámica de los tiempos, le ha tomado el pelo al INE con sus líderes estatales disfrazados de representantes del proyecto nacional y es el único que anda en campaña formal aprovechando la incapacidad del INE.
De la tercera semana de noviembre al 11 de febrero corren los tiempos de las precampañas de los precandidatos. Pero como no hay más que precandidatos únicos, los tres de las tres principales alianzas electorales han preferido las puyas entre ellos y no las propuestas políticas. Como los electores toman decisiones electorales cuando menos una semana antes de las elecciones, los debates entre pre sólo benefician a los que van atrasados. Por eso López Obrador se pasa buleando al candidato priista-no-priista José Antonio Meade y ha impuesto en el ambiente político la versión de que lo van a quitar para poner de relevo a Aurelio Nuño Mayer.
Los tiempos electorales del INE han beneficiado a López Obrador porque ha sido el único candidato presidencial seguro –con o sin la noción de pre– y el más hábil para sortear las restricciones del INE. La estrategia de López Obrador ha sido ignorar a Anaya para dejarlo en tercer lugar y picarle el orgullo al PRI y a Meade para que al final la competencia sea polarizada entre Morena y el PRI.
A los analistas les ha llamado la atención que Anaya haya perdido su imagen de polemista que hizo lucir en su camino hacia la precandidatura única y sus spots de precampaña carecen de dinamismo.
Lo políticamente funcional hubiera sido adelantar los tiempos de candidatos –y no pre– de registro en noviembre para permitir campañas largas. En tres meses –30 de marzo al 27 de junio– va a ser prácticamente imposible que los candidatos del PRI y del PAN puedan recorrer 32 entidades, cuando menos quinientas ciudades y al menos de mil municipios en 90 días.
En este sentido el calendario electoral del INE beneficia a López Obrador frenando al PRI y al PAN con restricciones de tiempo, cuyas candidaturas se resolvieron apenas en noviembre. Las encuestas que dan ventaja a López Obrador se levantaron cuando el tabasqueño ya era candidato real y en el PAN y en el PRI carecían de certezas: cinco años de campaña de AMLO, contra tres meses de Meade y Anaya, gracias al INE.
Política para dummies: La política es la habilidad para entender los tiempos del poder.
Sólo para sus ojos:
· Acaba de aparecer el número 1 de la revista Cuadernos de Seguridad y Defensa, editada por el Centro de Estudios Económicos, Políticos y Seguridad que dirige el columnista Carlos Ramírez. El primer ejemplar lleva por título genético “Seguridad Interior, facultad constitucional del Estado”. Incluye análisis y documentos. Lo pueden consultar en PDF o ISSU en indicadorpolitico.mx
· De acuerdo con el recuento casi diario de encuestas electorales, el libro Furia y fuego no afectó la base de popularidad de Donald Trump porque se ha mantenido en 39% de aprobación. La cifra es baja, pero a un año de distancia aparece como su piso.
· La violencia criminal está afectando a las bandas criminales, lo que habla de una guerra entre pandillas por batallas por territorios. De nueva cuenta hay que insistir en que se trata de un asunto de seguridad interior, no de seguridad pública. Lo significativo es que los cuerpos estatales y municipales de seguridad han sido rebasados, otro tema de seguridad interior. Y el tercero: las bandas le quieren quitar territorio al Estado para imponer la ley de la selva del crimen organizado.
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