Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de enero de 2018.- Se tiene muy claro que el PRI va a llegar a todo en este proceso electoral, para no soltar el poder y la inclusión de un personaje siniestro como Juan José Rendón, venezolano de la mafia impulsada por Donald Trump contra Nicolás Maduro, no sorprende.
En otras elecciones y casos de alarma para ellos, han echado mano de lo más radical que existe para seguir ejerciendo su mandato. Si bien el PRI trata de deslindarse del mencionado personaje que tiene proceso abierto en su país, no hay que olvidar la vinculación de Luis Videgaray y la inserción que ha hecho de México el gobierno actual, en la lucha impulsada por el gobierno de Estados Unidos para derrocar al gobernante de origen chavista.
Es lógico que se eche mano de uno de esos personajes afines a la posición oficial mexicana. Las imágenes y diatribas que ya circulan contra los opositores -AMLO ante todo-, rebasan toda noción de cordura: es la maledicencia, la pequeñez moral lo que se exhibe.
Se publican pintas denigratorias en Venezuela, como una extensión de la actitud persecutoria organizada por el PRI. Es curioso que mientras el artículo 33 permite la expulsión de extranjeros non gratos, sea por el contrario el actual régimen el que los traiga. Tipos externos sin calidad moral, para enfrentar a nacionales.
La culpa directa no obstante, no es de ellos. Es una responsabilidad que atañe al gobierno y su partido y tiene que ser él el que responda por este desaguisado. Si como aseguran José Antonio Meade y Enrique Ochoa Reza, ellos no contrataron a Rendón, que se le aplique ipso facto el 33 y asunto concluido.
El hombre de negro y su oscura misión
La literatura tiene muchos ejemplos del uso de personajes perversos para enfrentar una fuerza contraria. La vieja maldición de los anticristos metafóricos ronda sobre la cabeza de muchos y los ruines de carne y hueso campean por todos lados cuando es necesario llegar a las últimas consecuencias.
Alguna vez mencioné la misión que se impuso a Benwell, alto dignatario católico, a quien se le pidió -fueran cuales fueran las consecuencias-, revertir valiosas propiedades que como en la Reforma juarista, fueron desamortizadas por Enrique VIII durante la disgregación inglesa del Vaticano.
‘El hombre de negro’ del inglés Wilkie Collins (Editorial del Bronce 1998, muchas editoriales)) se disfraza de un oscuro sacerdote y penetra en la vida interna de los Romayne dueños en ese momento de las propiedades.
La secuencia es previsible en el uso de todo tipo de artimañas, intrigas, mentiras y calumnias, para conseguir su propósito. Logra incluso destruir el matrimonio de los nobles afectados. Es en ese libro escrito a mediados del siglo 19 en el que ya se critica la imposición del celibato a los sacerdotes y Collins da excelente información al respecto.
Contemporáneo y amigo de Dickens, logró contrarrestar la enorme fama del autor de Grandes esperanzas, para imponer clásicos como La piedra Lunar, La dama de blanco, El hombre de negro y otras de sus 27 novelas, obras de teatro y cuentos y relatos que son reconocidos. Murió en 1889.
La intriga vaticana que causó muertes y daños diversos fue enfrentada con decisión y denuncias de parte de los afectados. La presencia de un hombre de negro avalado por el gobierno mexicano para desquiciar las elecciones de este año, está siendo enfrentada por algunos partidos y ya fue retomada por medios de comunicación ¿Los niveles de cinismo imperante podrán triunfar sobre una ciudadanía bien informada? Está por verse.