Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de febrero de 2018.- Según un análisis del Centro de Estudios Espinosa Yglesias e Integralia (https://es.scribd.com/document/314550112/Aumenta-Efectivo-en-Elecciones-Integralia-Junio-2016), durante un periodo de elección el índice de corrupción es alto y se debe en gran medida a los costos de las campañas políticas y el gasto que emanan de los mismos partidos y actores políticos. Se señala en sus páginas que por cada peso de financiamiento público que se gasta en una campaña, hay tres pesos que no se ven ni se reportan.
Vale la pena el ejercicio de memoria: para el proceso federal de 2015, el tope de campaña a diputado federal se fijó en 1.2 millones de pesos y para senador entre 2.2 y 2.4 millones. Mientras que para este periodo 2018 será de 1.4 millones (aunque para los senadores este tope varía dependiendo la entidad federativa, por ejemplo para Ciudad de México, Jalisco, Estado de México y Veracruz será de 28 millones 642 mil pesos, siendo el más elevado, mientras que Campeche, Baja California Sur y Colima se estableció en 2.8 millones).
Lo cierto es que cifras más o cifras menos, se ha comprobado que contar con un fuerte apoyo económico no siempre asegura tener el factor social de su lado reflejado en votos, hay ejemplos en gubernaturas de Baja Callifornia y Guerrero que pueden dar muestra de ello.
Los cargos en juego son además del de Presidente de la República, 500 diputados, 128 senadores, 16 alcaldías en la Ciudad de México, 1,596 ayuntamientos, 972 diputados locales, 8 gobernadores, 1 jefe de gobierno en CDMX, que se mezclan con los 86 millones de la lista nominal de electores, las 156 mil casillas donde harán efectivo su sufragio, y los 918 mil funcionarios de casilla.
Todo el esfuerzo, tanto técnico, humano, económico, tecnológico y demás pierde fuerza si el elector no ejerce su voto. Para fines democráticos es preferible que alguien vaya a su casilla y vote en blanco como muestra de su rechazo a las opciones presentes, a que se quede sin emitir su sufragio.
La inversión en el proceso democrático es demasiada, y no es para menos, si lo que está en juego es el desarrollo y modelo de país que deseamos. De allí que la danza de cifras impresione, pero debe ir acompañada de una participación ciudadana que demuestre que no es un gasto sino una inversión.
@rvargaspasaye
Fuente:
Sentido Común