Respuesta a la violencia e inseguridad
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de junio de 2018.- Por razones de trabajo no pude asistir al evento sobre el Federalismo un asunto, que organizó ayer el CIDE, y al que amablemente me invitó su director, el maestro López Ayón.
El del federalismo es un asunto que con el tiempo se ha convertido en un lugar común, es una forma de organización del Estado en la que se conjuntan una serie de soberanías, que ceden una parte de la misma para dar forma a la soberanía nacional. Ya unidos como país, es muy difícil la separación, puesto que el poder central recurre incluso a la fuerza para evitar que se separe de la federación alguna de sus partes.
Desde que se crea el sistema nacional de coordinación fiscal hacia los años ochenta, era evidente que se daba un paso atrás para poder eliminar la jungla fiscal, mejorar la recaudación tributaria y crear un sistema impositivo nacional. Con ello se desaparecieron cientos de impuestos estatales y federales al consumo y el impuesto sobre ingresos mercantiles, creando el IVA y la Ley de Coordinación Fiscal a partir de 1980, cambiando la forma de participación de los impuestos federales, de impuesto por impuesto a la creación de una figura, esto es la recaudación federal participable, a partir de un porcentaje de la misma que compensase la recaudación que ya no podrían cobrar directamente los estados. Son las llamadas participaciones.
La centralización de la recaudación podría considerarse un acto centralista, un paso atrás, pero resolvía el problema de la doble tributación. En un principio los estados recaudaban el IVA, sin embargo, en algún momento aprovechando la recaudación a través del sistema bancario se centralizó en el gobierno federal, a través de la sub secretaría de ingresos, de donde surgiría el SAT hace un poco más de 20 años. Creándose con el tiempo la figura de la colaboración administrativa, junto con un sistema de incentivos al esfuerzo recaudatorio de los estados.
Un tema central es que con la controversia entre los conceptos, resarcitorio a los estados que pierden recursos al transferir una parte a los estados menos favorecidos, o el compensatorio para tender a igualar los recursos por habitante, se dio una competencia entre los estados con mayor potencial recaudatorio por su grado de desarrollo y los de menores recursos con población rural y urbana, en condiciones de pobreza.
El Ramo 28, es donde se registran las participaciones, que forman parte del gasto no programable, al igual que el servicio de la deuda pública federal y son recursos propios de los estados y municipios.
Cuando se agrupan en un mismo ramo presupuestal, una serie de conceptos que ya existían, como era el caso del gasto en educación básica, desconcentrado en 1992, o el del fondo de aportaciones de salud unos años después, así como el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social Municipal –nieto del Programa Nacional de Solidaridad-, se crea el Ramo 33, pero se trata de recursos condicionados que nunca pierden su naturaleza de federales, por ello los fiscaliza la Auditoria Superior de la Federación.
En 2004 se convoca a partir de una iniciativa de la Conago la primera Convención Nacional Hacendaria, con más de 300 resultados por consenso, pero en el caso los que tenían que llegar a la Cámara de Diputados, estos no avanzaron, dada la proximidad del proceso electoral de 2006.
Estamos preparando en la Auditoria Superior de la Federación, un proyecto de Ley de Coordinación Hacendaria o como se le llegó a llamar del Gasto Federalizado, que al incluir los conceptos del Pacto Fiscal –ramo28- y del gasto condicionado –ramo33- daría lugar a la sustitución de la Ley de Coordinación Fiscal, por un ordenamiento integral.
Es un momento adecuado para someter el federalismo a revisión, la descentración o centralización, a debate, la distribución de potestades y responsabilidades de gasto. Esto es convocar a una nueva Convención Nacional Hacendaria.