Diferencias entre un estúpido y un idiota
OAXACA, Oax., 10 de julio de 2018.- Tras la estrepitosa caída en las preferencias electorales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las pasadas elecciones, mucho se ha dicho sobre lo que perdió e incluso que hasta ya están preparando el cuerpo para las pompas fúnebres que le tocará a René Juárez Cisneros encabezar en su calidad de Presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN); sin embargo, todavía perdura el PRI en sus raíces, en las bases de su militancia y en sus estatutos que le dieron origen.
Conversando con verdaderos priistas de la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Gobernación coinciden en una profunda depresión, despojados de toda argumentación para salir a ofrecer a las nuevas generaciones sobre el porqué deben optar por el PRI en las siguientes contiendas electorales. Quizás tengan razón, en tanto no exista un brillante liderazgo que los guie en la etapa más obscura en la que se han metido los líderes del otrora partido hegemónico.
Sin yo ser priista, ni simpatizante de ningún partido, he aprendido de la sapiencia y experiencia de un guerrero de mil batallas como Héctor Raúl Hammeken Barreto, que el PRI es más grande que sus propios problemas, incluyendo de sus más nefastos liderazgos. Partiendo de esa primicia, entonces los resultados obtenidos el 1 de julio, en los que consiguieron 7.6 millones de votos únicos, no significará el final de una historia hecha durante 80 años; aunque parezca increíble, el humor social tiene muy claro ese enfoque.
Ciertamente, después de su mayor crisis que había vivido el PRI en 1998 cuando perdió las mayorías en las Cámaras, después la Presidencia de la República en 2000, sin dudarlo esta sí es la peor de todas: 2018 quedará marcado en el priismo cuando perdió todo de todo, incluyendo militancia y en algunas elecciones hasta perdió contra candidatos que acababan de dejar sus filas para sumarse a MORENA o al Partido Acción Nacional (PAN). Empero, 7.6 millones es una buena base para relanzarse con otras formas, abriendo reales oportunidades a las nuevas generaciones e iniciar una etapa de verdadera escucha del electorado.
Digan lo que digan, el verdadero PRI perdura en sus raíces, llegué a esa conclusión cuando yo venía bajando de la parte más alta de la montaña en la mágica Huautla, Oaxaca, cuando venía flanqueado por una anciana que con su mano tomaba su rodilla para poder dar el paso, con una voz casi imperceptible ella arengaba por su PRI. Ahí están los verdaderos priistas, los que deben ser escuchados. Caso contrario, mientras siga secuestrado por un puñado de tecnócratas o exgobernantes fracasados, no llegará a la siguiente contienda presidencial.
Claro está, que será una tarea mayor transformar el voto anti-PRI y matizar la nueva generación de odio hacia el PRI engendrado en los niños que ahora cursan primaria, que, aunque parezca increíble presencié las mismas afrentas en varias entidades del país. Una cosa es estar en contra, pero otra odiar. Así que a un lado las anquilosadas formas para darle paso a otros métodos. ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
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David Dorantes
Periodista especializado en el sector energético y consultor en comunicación política. Premio Nacional de Periodismo como Mejor Corresponsal del Año (2011), Premio Trayectoria en Comunicación (2016) por el Senado de la República de México, Becario del Departamento de Estado (International Exchange Alumni) en Estados Unidos y cobertura en Washington de las elecciones de Barack Obama (2012).
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