Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 3 de agosto de 2018.- Los ejemplos más conocidos sobre la dinámica de la Corona Real desde México los ubicamos en la Gran Bretaña con la Reina Isabel (y su padre Jorge VI), y en España, con el actual Rey Felipe (pero sobre todo con su padre, el Rey Juan Carlos).
Gran trabajo de traducción han resultado ser también películas como “El discurso del Rey”, y series como “The Crown”, donde nos enteramos de circunstancias que giran alrededor de la vida de estos aparentes inalcanzables personajes de la vida pública.
Tienen en común denominador que ningún Rey o Reina está por encima de la Corona, esto es que en ocasiones realizan acciones incluso contra su voluntad. Y que por supuesto sus vidas son diferentes a la del resto pues representan valores eclesiásticos sí, pero también de poder, del poder de la corona pues.
Esa misma lógica aplica a distintas latitudes que tienen otras formas democráticas donde el Gobierno está por encima de la figura del Presidente, como en México. Pues el marco legal en el que se ha basado la democracia así lo marca, o para decirlo de otra forma: el Presidente no está por encima del Gobierno.
A veces es bueno recordar que la gobernabilidad y las libertades que se tienen en México se sostienen en buena medida en las óptimas condiciones que tengan los tres poderes, pilares fundamentales: el legislativo, que como en otras ocasiones históricas ahora contará con una clara mayoría del partido MORENA, pero eso no impide que existan debates sobre la aplicación de leyes; el judicial, en un marco donde la implementación del nuevo sistema de justicia penal empieza a dar resultados, algunos que deben analizarse de nueva cuenta pero siempre en beneficio de la inclusión social.
Y por supuesto el ejecutivo, quien guía y dirige el timón del barco que se llama país, federación, nación, es quien nos representa allende fronteras, y quien propone los cambios necesarios para la buena dinámica al interior, con todo el poder del sistema que se sostiene en instituciones que aunque (a veces) se manden al diablo, funcionan y le dan estabilidad a muchos engranes de la maquinaria.
Así como también en los tres niveles de gobierno que conocemos: federal, estatal y municipal, cada uno con sus características propias, pero a su vez, cada uno elegido por sus habitantes para realizar las labores que le corresponden.
Otro punto importante es que en el protocolo de la familia real hay reglas claras en cuanto a la exposición mediática se refiere. En su relativa coincidencia con la actividad presidencial en México aplicaría en el sentido de que no todos los anuncios debe hacerlos el Presidente, aunque queda claro que en este momento hay un presidente constitucional y uno que está a días de recibir apenas su constancia de mayoría.
Para quienes piensan (pensamos) que las decisiones unipersonales serán el ritmo que marque la próxima administración, también por fortuna se abre un abanico de opciones donde quizá contemplemos el nacimiento de nuevos actores en la escena nacional, desde lo local con alcaldes y gobernadores (como el de Jalisco quien ya expresó su decisión de trabajar sin intermediarios), de grupos empresariales, sindicales, y de diversas plataformas, dispuestas a opinar y a generar un ambiente de debate constructivo que fortalezca la labor del Gobierno, que no siempre será el mismo que quiera el Presidente.
El Rey no está por encima de la Corona, el Presidente de México no está por encima del Gobierno de la República, si lo entienden y comprenden los asesores del candidato ganador de la elección presidencial pasada, probablemente puedan brindarle mejores consejos para el futuro inmediato de México.
@rvargaspasaye
Fuente:
Sentido Común