Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de agosto de 2018.- El 8 de julio de 2007, Manuel Bartlett Díaz declaró a Reforma: Carlos Salinas de Gortari no ganó la elección presidencial de 1988.
Pero lo que le faltó decir fue que Salinas se apropió de la elección presidencial gracias al fraude electoral operado por Bartlett como presidente de la Comisión Federal Electoral.
El fraude se realizó en el conteo de votos; por tanto, Bartlett fue el realizador del fraude y Salinas resultó el beneficiario.
Los dos, en consecuencia, tienen la responsabilidad política y moral ahora que están en política de responderle a la ciudadanía por la felonía electoral de la noche del 6 de julio de 1988.
El presidente de la CFE en 1988 entregó documentos de sólo 29 mil 999 casillas, de un total de 54 mil 641; es decir, los partidos sólo tuvieron datos reales del 55% de las casillas; del 45% restante nadie supo.
Ahí, en esa información escamoteada, se hubiera podido documentar el resultado real de las elecciones, porque el comisionado del Partido Mexicano Socialista, Jorge Alcocer, afirmó en la sesión de la CFE del domingo 13 de julio de 1988 que las cifras reales de ese 55% de las casillas pudieron calcular un resultado: 38.3% de votos para Cárdenas, contra 35.7% para Salinas.
La maquinación del fraude fue, por así decirlo, milimétrica: como no podían inventarse boletas, entonces el procedimiento fue quitarle votos al candidato panista Manuel J. Clouthier para asignárselos a Salinas.
Este punto anima el repudio de Manuel y Tatiana Clouthier contra Bartlett: el robo cibernético de votos a favor de su padre Manuel de Jesús.
Si Bartlett dijo en 2007 que Salinas no ganó la elección, entonces el fraude se hizo la noche del 6 de julio en Gobernación-CFE.
Salinas, vía Manuel Camacho Solís, negoció con el PAN la calificación en el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados, pero después del fraude; y esa calificación fue el voto a favor de los resultados enviados por la CFE; es decir, la calificación se dio después del fraude de Bartlett.
En la Cámara ocurrió un mecanismo calificado por Luis H. Alvarez, presidente del PAN entonces, como legitimación secundaria.
Luego, años después, Diego Fernández de Cevallos aprobó la quema de la papelería electoral para incinerar los rastros del fraude.
En este sentido, el PAN no hizo el fraude; lo avaló, en efecto.
Pero el fraude se realizó en el conteo computacional de votos, en el cambio de computadoras que desapareció votos y en el ocultamiento de documentación electoral de 24 mil 642 casillas.
El reportero de El Financiero en la CFE el 6 de julio, Yuri Serbolov, detectó tres irregularidades:
–Se frenó el flujo de datos de DF, Morelos, Baja California, Michoacán y Tabasco.
–Los votos de Morelos y Baja California fueron tendencia.
–El PAN y Serbolov encontraron la vía de acceso a la contabilidad secreta de la CFE: Hello-ComputoCFE y la clave: R_RVF\PCASI\DISP\3.
Del fraude de 1988 se puede concluir una expectativa: de haber estado Bartlett en el INE el pasado 1 de julio, López Obrador no hubiera ganado las elecciones.
Política para dummies:
La política debiera ser la rendición de cuentas y la aceptación de responsabilidades incumplidas.
Si yo fuera Maquiavelo: “Un príncipe que quiere conservar el poder es a menudo forzado a no ser bueno, porque cuando aquel grupo, ya sea pueblo, soldados o nobles, del que tú juzgas tener necesidad para mantenerte, está corrompido, te conviene seguir su capricho para satisfacerlo, pues entonces las buenas acciones serían tus enemigas”.
Sólo para sus ojos:
@carlosramirezh