Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de agosto de 2018.- Desde hace tiempo se impulsó la conveniencia de no presentar cargos por manejo de recursos federales contra el ex gobernador de Veracruz Javier Duarte de Ochoa.
Específicamente, acusaciones de delincuencia organizada, uno de los señalamientos penalmente de mayor gravedad y por los cuales no se evita la libertad provisional.
Pliegos integrados por la Procuraduría General de la República (PGR) a partir de dos fuentes, el gobierno del estado de Veracruz y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Hasta ahora se ha hablado del daño causado al aparato de justicia por haber retirado acusaciones contra quien, se dice, desvió decenas de miles de pesos en perjuicio de loa veracruzanos.
Pero nadie ha referido los entresijos de un asunto especialmente delicado para la administración de Enrique Peña Nieto, a quien con razón o sin ella se culpa de cuanto sucede en el país.
Y su gobierno asimila por igual crímenes en un municipio perredista como Iguala, donde desaparecieron 43 normalistas de Ayotzinapa, o la exoneración de Elba Esther Gordillo.
Aquí van algunos datos.
“TU LEALTAD ESTÁ CON EL PRESIDENTE”
Hay tres personajes centrales en la integración de las averiguaciones.
En primer lugar aparece Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales, dependiente de la PGR.
En segundo está Carlos Hernández Azuara, a cargo de la Unidad de Consignaciones de la misma dependencia.
Y en tercero Alberto Bazbaz, ex procurador en el estado de México con Enrique Peña Nieto y ex responsable de la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP hasta asumir el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).
Cuando avanzaba la investigación entre escándalos acusatorios del gobernador Miguel Angel Yunes, el expediente llegó a las alturas y estaba casi listo el pliego de consignaciones.
Pliego base, dicho de paso, para la orden detención por parte de la Organización Internacional de Policía Criminal, mejor conocida como Interpol, y la extradición de Javier Duarte de Ochoa de Guatemala.
Orgulloso, el responsable de elaborar el documento base, lo presentó y propuso actuar de inmediato.
-No. Quítale el delito de delincuencia organizada.
-Pero tiene todos los tintes… No hay pierde -pretextó.
-No. Tu lealtad está con el presidente –le recordaron.
-Sí, por Duarte no la tuvo con el presidente –protestó.
Protesta inútil: oficialmente la PGR ya retiró ese cargo contra Duarte de Ochoa.
YAÑEZ: DE PARTICULAR A COORDINADOR
1.- Nadie puede quitarle a César Yáñez su cercanía con Andrés Manuel López Obrador.
Con esa cercanía, él aspiraba a ser secretario particular del futuro presidente y desde ahí coordinar agenda, giras e imagen de prácticamente la administración pública.
Un papel de vicepresidentes como Humberto Romero con Adolfo López Mateos, Emilio Gamboa con Miguel de la Madrid, Liébano Sáinz con Ernesto Zedillo o Alfonso Durazo con Vicente Fox.
Pero Yáñez tendrá un papel más público, más trascendente para la república como coordinador de Política y Gobierno, sin ser quien hable al oído a López Obrador.
Y 2.- muchos no creen en los dichos de malhechores.
Pero Javier Duarte de Ochoa siempre presumió de dos hechos: fue el primer gobernador en pronunciarse abiertamente por Enrique Peña y asegura haberle entregado una millonada para la campaña.
Miles de millones, decía él en libertad.
Cientos de millones, rectificaba cuando le pedían definir mejor.
Miles o cientos, él se sentía blindado y resulta extraño la falta de denuncia en el proceso sobre este hecho a todas luces ilegal y, por supuesto, con cargo al erario de Veracruz.
¿O fue una balandronada para justificar?