J Balvin, Marshmello, Armin van Buuren y Julión, en el FIG de León
GUADALAJARA, Jal. 7 de noviembre de 2018.- Cuando un padre recibe el diagnóstico de autismo o síndrome de Asperger en su hijo, el primer sentimiento es el miedo o la confusión, muchos piensan que será imposible que lleven una vida normal y siempre serán rechazados, para ello existes esfuerzos de algunas fundaciones de apoyo, como IMAGINA o HACE, quienes trabajan por una inclusión real, como explica una de las terapeutas, Mónica Alba Rodríguez, quien admite que en el sistema escolar tradicional depende mucho de la iniciativa de profesores y directivos.
“Pero la directora está muy interesada en que el personal esté capacitado, y sí me dijo, realmente no había atención para los chicos con autismo, estaban sí en el salón, pero a un lado, o de repente con un material, o no había más actividades y opciones, entonces, está muy interesada, llamó a todos los maestros de su zona, a los maestros de USAER (Unidad de Servicios de Apoyo a la Educación Regular), a los psicólogos, y estuvieron recibiendo capacitaciones sobre autismo, y sobre una metodología como muy específica y muy estructurada para desarrollar materiales para ellos.”
Explicó que sin depender de si son escuelas privadas o públicas, existen algunas, que pese a sus limitaciones hacen el esfuerzo por comprender, apoyar y encausar a los alumnos con autismo, en lugar de discriminarlos o rezagarlos.
Para lograr una mejor inclusión en las escuelas de los pequeños con autismo, una figura de gran utilidad es el monitor, que suelen ser los especialistas que acompañan a los pequeños en sus clases para dar un seguimiento y generar estrategias, sin embargo son inexistentes en la educación pública y los padres tienen que buscarlos y contratarlos, explica la terapeuta de Fundación HACE, Mónica Alba Rodríguez.
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