La Constitución de 1854 y la crisis de México
· Romper con Ricardo Anaya y unir tribus y calderonistas
· El ex candidato azul se prepara para dar clases… ¡en EU!
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de noviembre de 2018.- La suerte está echada.
La elección del domingo próximo marcará el destino del Partido Acción Nacional (PAN) o cuanto hayan dejado de él las pugnas, las purgas y las facciones.
El desastre, pues.
Todo mundo veía a una organización debilitada con Gustavo Madero, pero logró sobrevivir al tercer lugar del 2012 y dar pelea en 2015, cuando obtuvo 22 por ciento de las curules en juego.
No fue poca cosa relegar al Partido de la Revolución (PRD) al tercer lugar (11 por ciento de las diputaciones) y mandar al cuarto puesto al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) con menos de nueve puntos.
Pero desatino suyo fue heredar la presidencia azul a Ricardo Anaya, hechura suya y de discurso absorbente, pero al final con ambiciones desmedidas y política polarizante.
Madero tuvo la ingenua ilusión de ser postulado por su heredero como coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, libre operación política para posicionarse y ser ungido candidato a la Presidencia en 2018.
En todo se equivocó y hoy el partido paga la factura.
El reto de romper con Anaya
La ambición de Ricardo Anaya está de fondo en la votación dominical.
Muchos ven en Marko Cortés a su favorito, pero en la fractura no es posible percibir la presencia de cuadros con peso mayor para encabezar cambios efectivos para convertir al PAN en oposición digna.
No lo es su contrincante Manuel Gómez Morín, sin mayor presencia que su apellido –nieto del fundador- e incapaz de convencer a los aproximadamente 270 mil militantes con derecho a voto.
Para su desgracia, la inmensa mayoría de los dirigentes de comités municipales, distritales y estatales están identificados con Cortés y le han prometido lealtad.
Con el control del aparato, es posible dar un pronóstico:
Si el domingo es bueno para el michoacano, ganará con una proporción de 5 a 1 ó de 80/20.
Y si es malo, de 70/30.
En su triunfo Marko Cortés recibirá retos imposibles de eludir.
El primero será distanciarse de Ricardo Anaya por salud propia, éxito suyo y futuro del PAN.
Para muchos un parricidio –“es mi amigo y mi compañero, pero tengo historia y méritos propios”, me dijo Cortés cuando decidió competir- similar al de Ricardo Anaya con Gustavo Madero.
Y el segundo será tender puentes con todos los panistas, sobre todo los calderonistas, para frenar la diáspora y encabezar a una posición “del autoritarismo que viene”, según sus propios términos.
Mérito adicional será si arma un frente opositor, como es su deseo, a fin de garantizar un equilibrio político para beneficio de la república.
Datos claves para el país, necesitado de una derecha sólida, vertebrada y con proyecto ideológico.
De ser presidencial a maestro
1.- Mientras el PAN recoge sus cacharros, el ex candidato presidencial Ricardo Anaya se prepara para ser catedrático-
¿Dónde?
Pues en Estados Unidos –no en Atlanta, donde fue localizada su familia cuando él hablaba de nacionalismo-, el país de su interés.
Y 2.- Este viernes es decisivo para el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.
Deberá elegir a quien lo conducirá en los próximos años y, tras golpes bajos, argucias y campaña negra, los contendientes prometen civilidad.
Usted conoce a los contendientes: Rosalba Guerrero, Celia Marín, Manuel Díaz Infante, Rafael Guerra y Álvaro Augusto Pérez.
¡Juego limpio, señores!