Llora, el país amado…
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de junio de 2019.- El estilo no se pierde, se pule, se trasforma. El objetivo es claro: hacer que las cosas parezcan lo que quiero que parezcan pero que sean lo que en verdad quiero que sean. Métodos aparentemente democráticos para las decisiones dictatoriales.
Eso es lo que hace el Presidente Andrés Manuel López Obrador en sus eventos multitudinarios que en un momento dado convierte en asamblea popular para tomar decisiones trascendentales con el viejo método de levantar la mano.
Cualquiera que haya participado en una asamblea sabe que lo importante radica en dos frentes, el primero ganar la mesa donde se eligen los mecanismos y los temas a votar, allí no hay pierde, sólo son él y su conciencia.
El otro es llenar el lugar de adeptos y gente que vote en consecuencia de sus deseos. Aquí sí puede haber un movimiento en su contra, esto es, si ya es del dominio público que su forma de gobernar es a partir del voto popular, señores gobernadores, llenen ustedes las plazas con su gente, y a la hora de votar que sigan sus instrucciones.
No es nada nuevo, varios así ganaron candidaturas, espacios, y demás, la vida pública democrática hace que de nueva cuenta el valor de la mano alzada decida por encima de estudios de impacto o análisis completos. Eso es secundario para el estilo de toma de decisiones contemporáneas desde Palacio Nacional, eso sí, al descubrir que las mayorías ya no le favorecen seguramente evitará las asambleas populares y se centrará en lo suyo: el mitin, la arenga.
El desgaste de gobierno se ve en la calle y en las encuestas, los resultados inmediatos no le iban a favorecer y lo sabíamos, pero los mediatos empiezan a serles adversos, bien dijo la Jefa de Gobierno capitalino que es hora de empezar a dar resultados, esto se traduce como medio año de aprendizaje fue suficiente, la gente califica y no tiene piedad al descalificar.
Los cambios en el gabinete son un síntoma, las calificaciones decreciendo en las encuestas son un reflejo de que le discurso cuando no se acompaña de acciones o resultados pocas veces mantiene el impulso del inicio.
El mejor gobierno no es el que lo dice quien lo encabeza, sino el que la gente lo reconoce sin importar si le votó o no. Además, será complicado ahora entender y explicar cuáles son cifras oficiales y cuáles los datos del Presidente, de ese tamaño puede ser la distancia entre quien gobierna y gobernados, que no tengamos ni siquiera el mismo idioma para comunicarnos.
@rvargaspasaye
Fuente: SentidOComún