Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de agosto de 2019.- Las conferencias de prensa en palacio nacional, muy tempranito, permiten más allá del ejercicio periodístico conocer facetas de la personalidad del Presidente que resultan lo que sigue de valiosas.
Porque la libertad, cierta en verdad, del dialogo con quienes lo interrogan, lo cuestionan, lo confrontan, lo señalan como poco enterado o mentiroso, nos regala un intercambio de visiones del país, y de nuestra realidad.
A ese recinto, tan formal, se trasladan las fobias, las instrucciones políticas, los señalamientos intencionalmente negativos, la estructura de pensamiento de otros tiempos. Y frente a este cúmulo de expresiones, que a ratos se antojan muy agresivas, el primer mandatario responde.
Responde a veces paciente, otras con referencias históricas, las más de las veces sin caer en trampas. Pero, también, de acuerdo con sus palabras “se calienta”. Sobre todo, si la referencia es el expresidente Carlos Salinas de Gortari.
Lo más novedoso para quienes tenemos muchos años de atestiguar el desempeño presidencial, es que López Obrador se desprende de su investidura para ponerse tú a tú con los interrogadores, algunos de ellos periodistas. Y si bien suele presumir de paciencia, también se enoja, se enfrasca en sus puntos de vista, y se aferra a su verdad. Todo esto deja poco espacio para lo que tiene que existir en medio de ambas posiciones. Por lo menos en algunos temas.
Muchas mañanas llega a palacio nacional la irritación social vigente en sectores sociales. La mayor parte de los días lo que se hace presente es un nuevo estilo de dialogar al que no estamos acostumbrados. Como si de pronto los maestros dejasen el uniforme de poder y se pusieran a hablar con sus alumnos, dispuestos a sus exabruptos, en un salón de clases.
Es obvio que Andrés Manuel López Obrador no asume los acartonamientos de su investidura, que se sigue viendo al espejo como un luchador social, que no ha puesto distancia, antes al contrario. También vemos como compra las discusiones que le permiten, una y otra vez, establecer su ideología, más esto, pensamiento que las obras.
Su forma de decir “tengo otros datos” nos dice que él ve la realidad desde otro ángulo, que quiero suponer privilegiado, que suele ser diferente a la posición de quien lo cuestiona.
Y, luego, viene todo esto de su confrontación con algunos medios, o diría que con algunos medios más que con otros. Ahí está su referencia, reiterada, a MILENIO o a REFORMA, su singular señalamiento al enviado de estos medios sobre lo que van a publicar al día siguiente. Con EL SOL DE MEXICO, una joven reportera, modula su agresividad, pero también dice y vuelve a decirle que no es así, que está equivocada.
¿Qué va a pasar, que nos van a dejar estas conferencias de prensa convertidas en foro político-ideológico? De entrada, tendremos que acostumbrarnos. Más nosotros que López Obrador que parece estar, siempre, en su elemento hasta cuando se calienta…
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