Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de agosto de 2019.- El Amazonas es el pulmón de la tierra, la Amazonas ahora sin control arde, lenguas de lumbre alcanzar uno y otro árbol, alcanzan la biodiversidad, acaban con todo lo que a su paso esta. El lugar es un santuario, para hombres y población indígenas, para plantas, para los animales, es un santuario que genera vida; vida que hace posible el agua, la tierra, el aire, y hoy el fuego otro elemento de la naturaleza lo devasta.
El hombre, ese hombre que en la actualidad es un hombre económico por el modelo Neoliberal que vivimos, dejo de ser un hombre social. El mercado lo ha perfilado con hedonismo, narcisismo, libre, individual, que busca el lujo, el éxito, que no le importa la otredad, más que su placer, ese es ahora indiferente a lo que sucede con la naturaleza. El medio ambiente, la biodiversidad y la Naturaleza son ahora presionadas por las condiciones de esta sociedad de hiperconsumo, cuyo afán de acumular los lleva a pensar en primera persona, pero no en la comunalidad y menos en la naturaleza.
Ese mismo hombre debe de ser visto a partir de un triple enfoque: por un lado, con un enfoque como individuo, pero también como un ente social, es decir viviendo en comunalidad, y desde luego como un ente planetario, al ser especie humana. Pese a ello, nos hemos formado sobre procesos locales, sobre posiciones que nos interesan porque están cerca de nosotros, a nuestra identidad local, a nuestra identidad como personas, es decir a nuestra realidad, pero no hemos logrado avanzar en reconocernos con la identidad de especie humana, como ciudadanos planetarios, con un pacto civilizatorio.
Las tecnologías de la información y la comunicación, nos acercan a las diversas realidades planetarias, así, muchas personas conocen de los problemas del calentamiento global, de procesos de deshielo y de la lucha que encara la biodiversidad por mantener su sostenibilidad, pese a ello, es solo eso, observar, mirar tal vez o contar alguna narrativa, en otras ocasiones se realiza alguna acción que por pequeña que sea la aplaudo, otras más, solo escuchamos las lamentaciones en la comodidad de tomar una taza de café, expresando sus condolencias por lo que sucede. Otras más, bajo enfoques de indiferencia, no importa lo que pase, si el supermercado tiene todos los elementos que requiero para vivir, si el mercado me ofrece todo para ser feliz, si existen los bienes y servicios que me harán consumir y disfrutar.
Ojala todos pudiéramos apreciar en las narrativas del video la Historia de las cosas, para darnos cuenta de la realidad de los procesos de producción y el sometimiento que se hace de la Madre Tierra, y la indiferencia con que la población hace a un lado los problemas relacionados con el medio ambiente y el saneamiento.
Hoy se quema el Amazonas, la indiferencia genérica de la especie humana sobre este asunto, espanta y huele a me vale madre, todos piensan que no es su asunto y su problema, nadie piensa en lo que ahí se está poniendo en juego, en términos de la perdida de la biodiversidad, de las distintas especies que habitan ese ecosistema, y no lo ven como un problema suyo, porque nadie se asume como un ciudadano o ciudadana planetaria interesada por los problemas de la Madre Tierra, que se encuentra en crisis. Es decir, se pone en juego la sostenibilidad.
Las autoridades Brasileñas, han llevado al límite sus consideraciones, al expresar que pudieron haber prendido fuego las misma organizaciones de la sociedad civil, es decir, se criminaliza la protesta, como podría quemar un pueblo indígena su espacio que es para ellos la espiritualidad, que falta de ética y que omisos quienes en sus manos deben tomar decisiones para salvar al mundo.
La falta de ecoformación planetaria entre los hombres y mujeres, con un nuevo pacto civilizatorio universal que se construya sobre principios de ecoética, genera la indiferencia, la subjetividad y la homogenización sobre la cual se nos ha domesticado, si bien debo de reconocer que en muchos lugares hay trabajos muy locales para atender problemas medioambientales, debo de ser claro que son pocas las estructuras operativas que buscan ese impulso para atender las problemáticas planetarias.
Hoy, estamos frente a un paradigma que no nos da opciones, debemos cambiar para hacer sostenible este mundo, debemos trabajar en un modelo con ecoformación, con ecoética, que este coaligado con un ecopedagogía, que nos ayude a impulsar la ecoeducación para darle viabilidad a un desarrollo sostenible y una sociedad sustentable, en donde la sociedad comprenda la importancia no solo de estar integrada por seres humanos en lo mental o individual, sino que tenga la capacidad de atender de manera social y en horizontalidad su participación para la complementaridad en la construcción de una nueva realidad planetaria, donde los hombres tienen una ciudadanía universal y planetaria con un nuevo paco civilizatorio salvar al mundo a partir de reconocer la espiritualidad como eje para impulsar el respeto a la otredad, es decir, a las plantas y a los animales, y para aquellos elementos que dan sustento a la vida: el agua, el aire, la tierra y desde luego aquello que nos da luz.
Aplaudo cualquier acción que se realiza por las fuerzas humanas para atender los problemas de la vida, lo que no puedo aplaudir es solo observar y criticar. Trabajo en el día a día para el fortalecimiento de prácticas de ecoconciencia.
Trabajo desde lo local, desde lo “glocal”, es decir, desde el respeto a los usos y costumbres sin dejar de ver el ámbito global en la que se mueve esta realidad en la que vivimos.