Dos meses de huelga, miles de asuntos pendientes
David Dorantes | Apuntes compol
CIUDAD DE MÉXICO 14 de septiembre de 2019.- Apenas hace una semana, en este mismo espacio editorial comentaba sobre la necesidad que tiene el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) de redefinir sus causas para liberarse de muchas cargas negativas con miras a reposicionarse como la tercera fuerza política del país en las elecciones de 2024, cuando ésta misma semana desde el Congreso de la Unión se dio a conocer que arriba al PVEM de Tamaulipas, Ricardo Gaviño Cárdenas, flanqueado por los legisladores del Verde, Arturo Escobar y Carlos Puente.
Ricardo Gaviño creció y se formó en las élites políticas, tanto del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN); de hecho su matrimonio tiene una cercanía muy personal con un expresidente de México, quien fuera desde Los Pinos el jefe del actual gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca. Es decir, conoce muy bien los entresijos de la política mexicana que no es ningún improvisado el arraigado en la capital tamaulipeca.
En mis capacitaciones que doy a los equipos de los candidatos –de cualquier partido político- siempre enfatizo que en una campaña electoral siempre brota lo mejor y lo peor de las personas; además que las derrotas nunca tendrán madre, así como los triunfos terminan teniendo demasiados padres, incluso hasta los que no participan de forma directa. En esa marisma de egos, intrigas, confabulaciones, hasta las presiones que atacan al centro del primer círculo del candidato, poco reconocimiento recibe algunos de sus mejores generales de guerra.
Unido a Oaxaca cuando arriba desde la Secretaría de Desarrollo Social y Humano al gobierno estatal de Alejandro Murat Hinojosa, ese es justo el caso de Ricardo. Sin Gaviño Cárdenas poco se pudiera entender el buen ritmo que tuvo la campaña electoral del actual líder de la bancada del PVEM en el Senado de la República, Raúl Bolaños-Cacho Cué, de quién fui su coach político por encargo de la mejor estratega política de latinoamérica: Gisela Rubach.
Ahí conocí a Ricardo -amigo del candidato- quien más que administrar al equipo de campaña, era quien realmente administró las crisis que se viven en cualquier contienda. Dotado de frialdad en la toma de decisiones, acompañado de una mano izquierda para una sutil diplomacia, lograba conciliar egos, intrigas, confabulaciones y hasta los pequeños éxitos que se viven conforme avanza el proselitismo por el voto.
Desde mi experiencia, creo que el Estado de México te gradúa en la construcción de estructuras electorales, pero Oaxaca te especializa en el tacto para un tejido político estratégico, ese fue exactamente la preparación que tuvo Alejandro Murat para reconquistar su estado natal tras todos los pronósticos que tenía en su contra.
En un momento muy difícil para el PVEM en Tamaulipas, que perdió el registro como partido político en las pasadas elecciones por los malos manejos de la anterior dirigencia, ahora regresa Ricardo Gaviño con un fuerte reto a sus cuestas, con demasiadas energías recargadas, pero sobretodo con una extraordinaria experiencia que solo brinda el crisol oaxaqueño al vivir su complejidad política.
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