Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 27 de septiembre de 2019.- Justo después de haber pactado con el Partido Morena su reelección, el rector Enrique Graue Wiechers no aparece ajeno a la decisión de calentar la UNAM con paro de escuelas, tierra libre para protestas y aumento de la violencia estudiantil y delictiva.
A Graue le ha tocado la transición política del poder del PRI al partido Morena, pero dejando el camino sembrado de traiciones. El acuerdo PRI-PRD logrado por su antecesor José Narro Robles lo deshizo a favor de entregarle completa la UNAM al morenismo radical.
Graue viene del Grupo Prepa 4 donde estudió con Narro y el exrector Juan Ramón de la Fuente, los tres del clan de poder de los médicos. Paulatinamente Graue ha ido deshaciendo el viejo espíritu unamita al propiciar la entrega de posiciones dirigentes a egresados de escuelas particulares: el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas estudió en el ITAM, el abogado general no pasó por la UNAM y el director de medicina salió de Lasalle, entre muchos otros.
Desde la renuncia de Pablo González Casanova a la rectoría en 1972 por presiones del presidente Echeverría y la fabricación de porros que tomaron la rectoría y por el hecho de que el rector se opuso a la entrada de la policía, la rectoría de la UNAM ha estado en manos priístas. Inclusive, desde la UNAM el rector Jorge Carpizo MacGregor (1985-1989) le hizo trabajo a Carlos Salinas de Gortari y fue pieza clave del salinismo.
La clave de los rectores desde 1972 ha sido la inmovilidad, aunque paulatinamente la UNAM y sus escuelas se han ido polarizando hacia la ultraizquierda, lo mismos en espacios físicos abiertos a organizaciones guerrilleras radicales de América Latina –sobre todo Venezuela, Colombia, la narco guerrilla de las FARC–, Chile, Nicaragua, El Salvador y Cuba, entre otros– que a grupos radicales mexicanos, casi todos asentados alrededor del Auditorio Che Guevara que oficialmente es Auditorio Justo Sierra.
Sin autoridad asumida y convertidos los rectores en meros administradores de presupuesto público distribuido entre grupos de poder, grupos de presión y grupos delictivos, la UNAM y sobre todo Ciudad Universitaria está controlada por revolucionarios, guerrilleros, narcos, porros, policías, partidos y delincuentes vinculados a traficantes, secuestradores y extorsionadores, con las crecientes y no atendidas protestas de los verdaderos universitarios que acuden a estudiar.
La UNAM se controla por la violencia. Recientemente radicales de la ultraizquierda afianzaron su poder al realizar paros, protestas y actos de violencia por la presencia del excandidato presidencial panista-perredista Ricardo Anaya Cortés como ponente en un diplomado de tema político-electoral, violando la libertad de pensamiento y de cátedra. Ahí, en vivo y en directo, los grupos oscuros radicales que dominan la UNAM impusieron su fuerza ante la pasividad en momentos cómplice del rector Graue.
En un momento del final de su rectoría Graue evaluó rechazar la reelección, pero los grupos oscuros de poder que lo hicieron ganar y lo han sostenido lo hicieron cambiar de parecer. El principal error de Graue no fue haber acudido a una audiencia con el presidente López Obrador como el gran elector del futuro rector, sino que Graue le dio sentido político a lo ahí hablado; la versión resumida de ese encuentro la contó, con frivolidad y orgullo, el propio Graue: que le dijo al presidente que estaba pensando en presentarse a la reelección y que López Obrador le habría dicho “me quitas un peso de encima”, frase que Graue interpretó como “apruebo que te quedes”.
Pero Graue ocultó que esa audiencia presidencial de sumisión universitaria al poder político presidencial fue precedida de reuniones, pactos y compromisos con grupos dominantes del partido Morena: John Ackerman como rector in pectore, poder superior en la rectoría y enlace presidencial por sí mismo y por su esposa, la secretaría de a Función Pública, Eréndira Sandoval, además de Claudia Sheinbaum y Martí Batres Guadarrama, todos ellos jefes de grupos radicales en la comunidad universitaria. Los morenistas quedarán en la estructura de la rectoría reelecta de Graue.
La autorización presidencial a su reelección, la violencia contra el panista Anaya y el paro de estos días en protesta por el caso de los normalistas de Ayotzinapa forman parte del cuadro de inestabilidad de Graue para ofrecer su reelección otros cuatro años como única opción, luego de un primer periodo gris e irrelevante.
Alito, solito. El dato lo publicó el columnista Salvador García Soto en El Universal: en el informe del gobernador mexiquense Alfredo del Mazo Maza, el mandatario no mencionó la presencia del nuevo presidente nacional del PRI, ahora mismo metido en conflictos de credibilidad por la investigación oficial por propiedades no probadas. Más que olvido, fue un mensaje de que el poder del PRI está en otro lado y un golpe duro a la arrogancia del nuevo dirigente formal del tricolor.
Política para dummies: La política es el arte del engaño.
@carlosramirezh