Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
CIUDAD DE MÉXICO, 4 de octubre de 2019.- Los sobrevivientes y seguidores del 68 estudiantil han fallado en la revisión histórica: Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Alvarez no fueron responsables directos de la represión, sino piezas de una estructura de poder que en diciembre de 1946 definió la prioridad populista del bienestar social por encima de las demandas democratizadoras.
Peor aún, la primera víctima del populismo social priísta fue la democracia. En enero de 1946 el candidato presidencial Miguel Alemán Valdés liquidó el radicalismo del Partido de la Revolución Mexicana de Cárdenas y lo llevó como PRI al centro-derecha y en diciembre Alemán también canceló la educación socialista de Cárdenas con la introducción del modelo político priísta: el bienestar social y no democracia.
Ahí, con Alemán, nació el autoritarismo sistémico, de régimen. La sociedad aceptó los nuevos términos y prefirió las políticas populistas de bienestar sin exigir la democracia. Por tanto, el autoritarismo priísta ha tenido siempre el aval de la sociedad. Cuando el PRI no pudo garantizar bienestar por la crisis inflacionaria 1973-1982 y pagó el costo del neoliberalismo salinista 1983-2000, la sociedad votó por la oposición en 2000. Y cuando el PAN en la presidencia 2000-2012 tampoco pudo elevar el PIB de 2% a 6%, la sociedad volvió a votar por el discurso priísta de Peña Nieto de reformas para mayor bienestar. Y cuando Peña Nieto dejó el mismo modelo de neoliberalismo con sacrificio social, entonces votó por el discurso social de López Obrador.
En este horizonte político se incubó el autoritarismo.
Pero el autoritarismo tiene nombres y apellidos.
En diciembre de 1952, el nuevo presidente Ruiz Cortines reconoció el trabajo de mano dura de Gustavo Díaz Ordaz y lo designó director del Jurídico de Gobernación. Y ante las crecientes protestas sociales, el presidente ascendió a Díaz Ordaz a oficial mayor de Gobernación.
La principal movilización social que cimbró al gobierno priísta fue la magisterial, cuando militantes del Partido Comunista Mexicano estaban tomando el control de secciones y apuntaban, vía Othón Salazar, a la secretaria general. Las primeras decisiones de represiones magisteriales fueron tomadas por Díaz Ordaz en conjunción con el oficial mayor de la Secretaría de Educación Pública: Luis Echeverría Alvarez. Luego de esa primera fase del conflicto magisterial, Ruiz Cortines y Díaz Ordaz enviaron a Echeverría como oficial mayor del PRI para controlar la sucesión presidencial de López Mateos.
El triángulo de la represión se cerró con el aparato de seguridad política del Estado. En 1947 el presidente Alemán transformo el cardenista Departamento de Investigación Política y Social en Dirección Federal de Seguridad dentro de Gobernación, donde Díaz Ordaz tenía toda la responsabilidad de la seguridad política del Estado. Ahí, en la DFS, un joven militar retirado con grado de capitán comenzaba a destacar por su disciplina e inteligencia: Fernando Gutiérrez Barrios, jefe del control de agentes de la DFS.
Al comenzar el gobierno de López Mateos en diciembre de 1958, estos tres personajes quedaron a cargo de la seguridad del Estado: Díaz Ordaz como secretario de Gobernación, Echeverría como subsecretario de Gobernación y Gutiérrez Barrios como subdirector de la DFS. Al arribar Díaz Ordaz a la presidencia en diciembre de 1964, Echeverría quedó al frente de Gobernación y Gutiérrez Barrios asumió la dirección general de la DFS. Y al iniciar el gobierno de Echeverría, Díaz Ordaz fue desplazado de posiciones de poder y Gutiérrez Barrios quedó como subsecretario de Gobernación encargado de seguridad nacional, entendida ésta como la seguridad política del Estado priísta en los años más tensos de la guerra fría capitalismo-comunismo y en los inicios de las protestas sociales violentas y armadas derivadas del 68 estudiantil reprimido.
Echeverría abrió el sistema político priísta incorporando a jóvenes, pero el Estado intensificó su lucha de represión contra la protesta guerrillera; López Portillo jugó en dos canchas: realizó la reforma política más profunda del régimen priísta con la legalización del Partido Comunista, aunque con mayor intención de neutralizar sus radicalismos obligándolo a la lucha institucional, y por el otro lado autorizó la persecución sin límites contra las organizaciones políticas clandestinas armadas.
Hacia 1982 se terminó la limpieza guerrillera con desapariciones, asesinatos y arrestos y en 1983 la DFS dejó de funcionar como policía política del régimen y comenzó su etapa sólo de policía; sin embargo, en 1983 la DFS se convirtió en protectora de los primeros cárteles del crimen organizado, hasta que en 1985 el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar provocó una descomunal presión de los EU y México respondió cesando al director de la DFS, acusándolo del asesinato del columnista Manuel Buendía y convirtiendo la dependencia en Dirección de Investigación y Seguridad Nacional, luego transformado en Centro.
La represión del 68 fue, pues, de régimen priísta.
Política para dummies: La política es la jerarquización, no siempre bien determinada, de las prioridades del régimen.
@carlosramirezh