Diferencias entre un estúpido y un idiota
CIUDAD DE MÉXICO, 7 de octubre de 2019.- Más que la prensa mexicana y que los opinantes nacionales, los medios extranjeros alertaron del riesgo de una potencial dictadura de López Obrador a causa de la colonización del Estado todo.
Y es que con la prematura y forzada renuncia de Eduardo Medina Mora a un lugar en la Suprema Corte, el presidente mexicano se convierte –en los hechos–, en un rey que tiene en un puño los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; además de que mangonea a su antojo a medios y empresarios.
Es decir, que la prensa extranjera, con más claridad que los medio mexicanos, entendió que en México asistimos al fin de los contrapesos, de los equilibrios democráticos y que avanzamos en dirección al indeseable esquema del poder en manos de un solo hombre, antesala de una dictadura.
Y sin duda que se trata de una situación política extrema; acaso la mayor crisis del Estado mexicano en décadas, que augura tambores de guerra.
Por donde se quiera ver, no es común y menos deseable la renuncia prematura de un ministro de la Corte, sobre todo porque hoy nadie conoce, a ciencia cierta, los motivos que empujaron la dimisión de Medina Mora al codiciado puesto de Ministro de la Suprema Corte de Justicias de la Nación.
¿Qué pasó? ¿Por qué renunció Eduardo Medina Mora? ¿Fue presionado por el Poder Ejecutivo? ¿Fue chantajeado por “los hombres del presidente”? ¿Es una ficha de cambio para entregar La Corte al presidente Obrador, a cambio de impunidad para un ministro corrupto? ¿Es culpable Medina Mora de las tendenciosas acusaciones de corrupción en su contra?
Hoy nadie tiene respuesta a las interrogantes anteriores.
Lo que si sabemos, sin embargo, es que debido a lo precipitado de la renuncia de Mora, ninguna de las partes respetó el mandato constitucional; ni el Ministro saliente, ni el presidente Obrador y menos el Senado.
¿Y cuál mandato constitucional fue violentado?
1.- Resulta que el Constituyente y el Constituyente Permanente –es decir, quienes redactaron y aprobaron el artículo 98 constitucional y quienes lo han modificado–, siempre cuidaron que los ministros de La Corte quedaran a salvo de la tentación autoritaria de los poderes Ejecutivo y Legislativo.
2.- Por eso, el párrafo tercero del Artículo 98 Constitucional, estableció que “la renuncia de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederá por causas graves; serán sometidas al Ejecutivo y, si éste las acepta, las enviará para su aprobación al Senado”.
3.- Es decir, que “la renuncia” del Ministro Medina Mora a su cargo en el Máximo Tribunal del país, debió explicar las “causas graves” que lo llevan a dejar esa posición.
4.- Sin embargo, la carta que Medina Mora envió al presidente Obrador –para informar su renuncia–, no establece las “causas graves”.
5.- Y llama poderosamente la atención que el Ministro renunciante haya excluido ese requisito –las “causas graves” de su renuncia–, en la carta enviada al presidente. ¿No es Medina Mora un experto en la Constitución?
6.- Peor aún, ¿de verdad no sabía Medina Mora que es un requisito de procedencia la explicación de las causas graves que motivaron su retiro?
7.- Pero lo más preocupante es que si no existieron causas graves para el retiro del Ministro de la Corte, resulta que no era y no es procedente la renuncia y, por tanto, el presidente López debió rechazar la solicitud de dimisión del Ministro.
8.- ¿Entonces, por qué aceptó el presidente Obrador la renuncia? ¿No sabía lo que dice el 98 constitucional? ¿No tiene consejeros jurídicos para que le expliquen esos detalles de su desempeño?
9.- Y para que se entienda la gravedad del asunto vale recordar que, por ejemplo, el mismo requisito se impone en el artículo 86 constitucional para la renuncia del presidente; es decir, “causas graves”.
10.- Queda claro, por tanto, que son muchas las evidencias de que el Ministro Medina Mora fue presionado para renunciar, sea a cambio del perdón, sea por otra causa.
Pero lo más grave de todo es que con el control total del Poder Judicial por parte del presidente, serán letra muerta el Juicio de Amparo, las Acciones de Inconstitucionalidad, las Controversias Constitucionales y, por ejemplo, nadie podrá combatir la inconstitucional Ley de Extinción de Dominio.
Sí, le guste o no a muchos especialistas, cada día estamos más cerca de cruzar la delgada línea que separa a la democracia de la dictadura.
Al tiempo.