Cortinas de humo
CIUDAD DE MÉXICO, 25 de noviembre de 2019.- Para que no le digan, para que no le cuenten. Aunque critiquen a los economistas de no tener sentimientos por considerar que en 2019 el desempeño de la economía mexicana fue decepcionante, esta vez y aunque usted no lo crea anticipan que para 2020 hay signos de una leve pero muy leve mejoría en la economía del mundo, que ayudaría en algo a la nuestra.
Y como una de las conclusiones de análisis reciente es que a la economía mexicana le hace falta una sacudida, o un buen empujón, la novedad es que los estrategas de la 4T apostarán a los resultados que pueda traer el nuevo Plan Nacional de Infraestructura, marca Slim, que le cederá a los empresarios privados la iniciativa de las inversiones productivas, con la condición de que no se metan con los proyectos estrella de este sexenio.
Mientras son peras o son manzanas, estos son los elementos que debemos tomar en cuenta para cualquier análisis del 2020, que por cierto es el año de inicio de la segunda década del siglo 21: El T-MEC sigue flotando en la incertidumbre.
Hoy nadie se atreve a asegurar cuándo se aprobará, pero ha servido como una herramienta de propaganda electoral, sobre todo en EU. Las elecciones presidenciales en EU y la expectativa de la reelección de Trump. Todo apunta a que, para variar, el papel de México en las campañas para las elecciones en Estados Unidos, será de punching bag en los temas que más atraen a las audiencias político electorales de EU como la migración, la violencia, las drogas y las armas.
Habrá que añadir un elemento adicional, la posibilidad de que México pierda el grado de inversión, lo que contribuirá simplemente a que tardemos mucho más tiempo en salir completamente del hoyo. Pero el punto de partida sigue siendo el mismo. Terminamos 2019 con un decepcionante desempeño económico, de cero crecimiento, atribuido principalmente a la incertidumbre en la política interna, a las condiciones económicas del país y a las condiciones turbulentas de la economía internacional.
2020, ¿la sacudida? Dicen los escépticos que el libro “Hacia una economía moral”, debió haberse titulado, “Mis otros datos”, pues las expectativas económicas de México esperadas por los diseñadores de la 4T poco tienen que ver con la realidad. La más reciente encuesta del Banco de México aplicada a expertos financieros y empresariales establece que si bien nos va, cerraremos 2019 con un PIB al 0.4 por ciento.
Que redondeado equivale a cero crecimiento, es decir, ni para atrás ni para adelante sino todo lo contrario. Para 2020 los analistas esperan con muy buena voluntad que la economía mexicana crezca al 1.38 por ciento y en 2021 al 1.8 por ciento. Y considere usted esto, a lo largo de la próxima década la economía crecerá en promedio 2.0 por ciento. Dirían los chiapanecos, todo lo demás es poesía.
2020 estará en chino
¿Y a todo esto, cuál es el panorama internacional? El más reciente informe sobre las perspectivas de la economía mundial del Fondo Monetario Internacional (FMI) consigna que al cierre de 2019 el mundo habría crecido a una tasa del 3.2 por ciento y lo dicho, se espera una leve mejoría para 2020 para llegar a una tasa del 3.5 por ciento. Aún precaria, dirían algunos.
Las expectativas de la leve mejoría se centran en dos temas; que los bancos centrales han comenzado a flexibilizar sus políticas monetarias y la expectativa de que llegue a su fin la guerra comercial entre EU y China. Pero no hay que echar cohetones al aire, pues la desaceleración seguirá pegándole al crecimiento económico. Antonio Sandoval (AltoNivel.com ) nos comparte algunos datos clave.
De acuerdo al FMI las economías avanzadas en el mundo crecerán apenas 1.7 por ciento en el 2020. La expectativa de la economía en los Estados Unidos para 2020 está por debajo del 2.0 por ciento. Y en plena temporada de cacería de votos. Canadá, nuestro segundo socio comercial podría lograr un mejor desempeño en 2020, del orden del 1.9 por ciento. Y si usted quiere saber cómo la pasarán los chinos, pues las cifras más optimistas es que anden por ahí del 6 por ciento.
Mire usted, en 2018 la economía China cerró en 6.6 por ciento del PIB nivel que se consideró el más bajo de los últimos 28 años. Para dimensionarlo, esto fue equivalente al 16 por ciento del PIB mundial. Para 2019 se espera que la economía China crezca 6.0 por ciento, con todo y la guerra comercial arancelaria con Estados Unidos.
Es más un reporte de BBVA Research, Situación China Tercer Trimestre 2019, estima que para 2020 los chinos crecerán apenas al 5.8 por ciento con todo lo que ello implica. El documento explica que “la economía china ha sufrido daños a largo plazo que parecen irreversibles, independientemente que se acabe firmando un acuerdo comercial o no”. Pero no termina aquí la triste historia. Pues si Alemania está en situación de serios problemas económicos al grado de declararse en recesión, el Reino Unido no canta mal la tonada de la crisis, sobre todo porque no se quita de encima el brexit.
La zona euro anda de capa caída con 1.3 por ciento este año aunque se recuperaría levemente en 2020 al llegar al 1.6 por ciento de crecimiento económico. La Rusia de Putin, tampoco brilla en la sociedad mundial pues su expectativa de crecimiento es de apenas 1.5 por ciento en el 2020. Japón ha crecido más de lo esperado y de 2.3 por ciento en 2019 podría cerrar con 2.9 por ciento en 2020.
La India se cuece aparte pues del 7 por ciento de crecimiento en 2019 podría aumentar a 2.2 por ciento en 2020. América Latina es una región de muchos contrastes. Pero el foco rojo hoy sigue en Venezuela pues la profunda crisis humanitaria y la implosión económica mantiene un impacto devastador en su economía; el FMI prevé que tan solo en 2019 la economía venezolana se contraiga en 35 por ciento. Haya que decir que la Cepal tiene un pronóstico más optimista y espera que se desplome sólo 23 por ciento.
4T marca
Slim Para arrancar la segunda década del siglo 21, el segundo año del actual sexenio, la 4T le prendió las veladoras a la inversión privada para que rompa el cerco del estancamiento productivo a través del Plan Nacional de Infraestructura.
Por lo que se ve el gobierno federal no quiere desgastarse en la obra pública pues su atención está en afianzar los programas sociales, en términos pragmáticos son capital electoral, dicen. Los proyectos de infraestructura estrella van más lentos que un tren de la revolución. Pero eso es política electoral.
En términos reales, el Plan Nacional de Infraestructura será el premio mayor para Carlos Slim, quien en los hechos se ha convertido en uno de los impulsores más importantes de la 4T, aunque honorario, pues actúa como pastor de los inversionistas para darle una sacudida económica al país para retomar el crecimiento perdido. A ver si es cierto.