La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de noviembre de 2019.- Durante el gobierno de Peña Nieto aquí documentamos, en más de 20 entregas, que escándalos como la casa blanca y los 43 no eran más que parte de un montaje discursivo y mediático, de López Obrador y su pandilla, para conseguir renta político electoral.
Y es que detrás de los escándalos y montajes no había otra cosa que el interés por desacreditar a un gobierno que lograba resultados impensables; el mayor número de empleos creados y la mayor inversión, por citar dos casos.
Hoy, a un año de gobierno, el de Obrador es el gobierno del fracaso y, como parte de sus estrategias engañabobos, el presidente reconoce que el de “los 43” no fue crimen de Estado.
Y tiene razón, sin embargo, el hoy presidente es el principal culpable de tal crimen, ya que a cambio de financiar su partido, Morena, entregó candidaturas a criminales y narcotraficantes, como los Abarca de Iguala.
Pero implacable, el tiempo nos volvió a dar la razón.
A continuación las pruebas.
En los últimos días de agosto de 2016, en el informativo Despierta con Loret –en Televisa–, documentamos que el presidente Peña llegaría al Cuarto Informe con la peor popularidad de su gestión a causa de una campaña de desprestigio montada por los mismos que pretendieron demoler los gobiernos de Fox y Calderón.
Probamos que escándalos como la casa blanca y los 43 no eran más que un engaño mediáticos para desacreditar a Peña y a su gobierno. Y la respuesta fue un linchamiento en redes; calumnias, difamación y mentiras.
Luego, en la entrega del Itinerario Político del 2 de septiembre del mismo 2016, titulada “Madrear a Peña Nieto, deporte nacional”, ofrecimos documentos de que la pandilla de Obrador diseñó una estratagema que funcionaba a la perfeccion; demoler la imagen del presidente y de su gobierno.
Pero la hipótesis de la satanizacion contra Peña arrancó desde el jueves 25 de abril de 2013, en el Itinerario Político titulado: “¡Quieren un muerto”!
En esa fecha dijimos que con el pretexto de la defensa educativa la CNTE y filiales como la Ceteg habían iniciado una campaña desestabilizadora en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán y Ciudad de México, mediante vandalismo, saqueo, toma de casetas y secuestro de camiones.
Así lo explicamos: “Las manos perversas detrás de ese intento de desestabilización buscan un muerto que se convierta en estandarte contra ‘la represión del gobierno de Peña Nieto’, y que dé sentido a un movimiento social político y electoral, capaz de sobrevivir hasta julio de 2018.
“¿Y para qué un muerto? Porque un muerto sería la mejor bandera para ‘legitimar’ una lucha social, política y electoral, capaz de competir contra el hasta hoy exitoso gobierno de Peña Nieto”.
Meses después, en el Itinerario Político del 29 de abril de 2014, probamos que detrás de la CNTE y del vandalismo desestabilizador contra el gobierno de Peña estaban AMLO y su partido en construcción, Morena.
Cuando empezamos a seguir la pista de la campaña contra Peña, aún no se producía el crimen de los 43 de Ayotzinapa –que ocurrió entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014–, y tampoco aparecía el escándalo de la casa blanca, detonado el 9 de noviembre de 2014.
Es decir, cuando denunciamos la campaña contra Peña, el Presidente mexicano estaba en los cuernos de la luna. Pero ya estaban a la vista las evidencias de que su gobierno era demolido y el presidente difamado.
Y es que luego de la tragedia de “los 43” de Iguala, toda la pandilla lopista engañó a muchos ingenuos a los que hizo creer que se trató de un crimen de Estado y hasta endilgaron a Peña la responsabilidad, a pesar de que se produjo en un municipio y un estados gobernados por el PRD.
Meses después, en el Itinerario Político del 28 de octubre de 2014, con documentos, audios y videos probamos que AMLO impuso a José Luis Abarca como candidato a la alcaldía de Iguala, a cambio de dinero negro para construir Morena y que el crimen lo cometieron integranes del grupo criminal de los Guerreros Unidos.
Luego apareció el escándalo de la “casa blanca”, con su cauda de mentira y difamacion. En el Itinerario Político del 23 de agosto de 2015 –“La casa blanca, la ley les vale madre”–, demostramos que legalmente no había responsabilidad del Presidente y menos conflicto de interés. ¿Por qué?
Por una razón elemental: la citada casa no era propiedad del presidente y el estatus legal era “un contrato de promesa de compra-venta” a nombre de la entonces esposa del presidente y firmado antes de que fuera presidente.
Pero las mentiras siguieron. En el Itinerario Político del 12 de noviembre de 2014, titulado “Tlatlaya, la injusticia”–, también probamos que un montaje periodístico pagado, inventó una supuesta ejecución extrajudicial, de militares contra criminales.
El objetivo era seguir desacreditando al gobierno de Peña. Y la mejor prueba de que se trató de un montaje es que jueces civiles –no militares–, tiraron la mentira y exoneraron a militares presuntos culpables de ejecutar a criminales en Tlatlaya.
Tampoco fue todo. El 26 de agosto de 2016, en un texto memorable de la revista Etcétera –“El plagio de Jenaro Villamil”–, el periodista Marco Levario demostró la patraña y engaño que por años sostuvieron AMLO y su claque, con el cuento de que Televisa impuso a Peña en Los Pinos.
Mas adelante, en tres entregas del Itinerario Político –12, 15 y 16 de agosto de 2016– desmentimos las mentiras del diario británico The Guardian –que se difundieron el 9 de agosto de ese año–, sobre la supuesta ilegalidad de un departamento de la esposa del Presidente en Miami.
Hoy, el tiempo y el propio López Obrador confirman que existió todo un montaje contra el gobierno de Peña Nieto para desacreditar sus resultados y para engañar a millones de mexicanos; montaje que se apoyó, sobre todo, en el cuento del crimen de Estado de “los 43” de Ayotzinapa.
Desde entonces, la sociedad mexicana ha sido víctima de las mentiras y patrañas de una pandilla política que sigue mintiendo y engañando y que lleva a México a la ruina.
¿Hasta cuando?
Al tiempo.