Prosperidad Empresarial Compartida
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de abril de 2020.- El efecto demoledor de la pandemia del Covid 19 ha distorsionado la estrategia de seguridad pública; y aunque en las áreas respectivas están registrando de manera puntual los hechos, en la realidad no hay tiempo, recursos y dinamismo en las respuestas.
El dato mayor se localiza en la acción social –por llamarle de algún modo– de los cárteles del narcotráfico de distribuir despensas en zonas de población humilde en donde operaran con tranquilidad y protección de la población varias bandas delictivas.
Debiera ser el Estado en sus tres niveles de gobierno el más interesado en proteger a la población de los estragos adicionales de pobreza en sus vidas cotidianas. Pero no ha habido nada en la agenda pública, y por indicios conocidos no lo habrá.
Al ser los cárteles la única fuente de despensas –hoy por la pandemia, pero antes en situaciones de desastres naturales–, la relación delincuentes-población se socializa y genera comportamientos de complicidad.
El otro dato que revelan las fotos de reparto de despensas es la facilidad con la que se están moviendo grupos de delincuentes armados, sin que ninguna autoridad los detenga. Esta movilidad revela que la capacidad de presencia disuasoria de las fuerzas federales de seguridad es menor, no les preocupa y por el virus se están usando guardias nacionales en otras actividades.
Al asunto de las despensas se unió el caso de la amnistía. La valoración de delincuentes en posibilidad de libertad carece de controles de seguridad sólo por delitos no graves, edad y enfermedades no refuerza los expedientes reales. Muchos de delincuentes por delitos no graves implican la acusación, pero pueden ser enlaces de cárteles o bandas criminales con delitos mayores. Y no han dicho si habría relación entre la gravedad del delito con las variables de edad o enfermedades.
El problema de la amnistía radica en la certeza gubernamental de que las cárceles son escuelas del delito, que los presos establecen relaciones de dependencia y complicidad con los grupos de internos que mantienen el control de los cárteles y al hecho de que las prisiones se manejan vía la autogestión de los propios delincuentes.
En el debate de despensas y amnistía salieron las cifras de inseguridad que a nadie tranquilizan:
–En el renglón de contabilidad de víctimas hubo en enero-marzo de este año un aumento de homicidios dolosos de 23.8% respecto al trimestre del año pasado.
–En la gráfica de incidencia de delitos hubo una cifra trimestral empatada en homicidios dolosos. La diferencia radica en que las cifras de víctimas refieren a las registradas en carpetas de investigación y los delitos son menores a las víctimas.
–Y como dato mayor, el lunes 20 de abril se registró el número mayor de homicidios dolosos en la república, 114, contra 113 del 9 de diciembre de 2018.
–En promedio mensual, la cifra se colocó la semana pasada en 85.9, la más alta en el mes y cuatro meses de la actual administración.
Y queda al final la encuesta de seguridad pública urbana del INEGI: la percepción de inseguridad subió de 71.3% en setiembre de 2019 a 73.4% en marzo de 2020. La ciudad más insegura es Ecatepec de Morelos, Estado de México, con 94.4% de sensación de inseguridad, y la menos insegura es San Pedro Garza, García, Nuevo León, con 24%.
Ley de la Omertá
A lo mejor no es la mejor recomendación, pero cuando era eficaz jefe policiaco Genaro García Luna –hoy preso en EU acusado de venderle protección a Joaquín El Chapo Guzmán– publicó en abril del 2006 un interesante recuento de la organización policiaca en México: Contra el crimen. ¿Por qué 1,661 corporaciones de policía no bastan? Pasado, presente y futuro de la policía en México, edición de autor.
La tesis de García Luna, antes de tomar posesión como secretario de Seguridad Pública del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, fue simple: michas policías, falta de mando, ausencia de programas de capacitación y dispersión de esfuerzos. Y su propuesta: aglutinar una sola organización: Policía Federal Unificada, Cuerpo Federal de Policía.
Como titular de la SSP no pudo consolidar sus aportaciones. A García Luna le tocó reconocer que las policías no podían enfrentar el reforzamiento de los cárteles del crimen organizado por carecer de experiencia y capacitación y aceptó el apoyo de las fuerzas armadas en apoyo a labores de seguridad pública.
Lo malo, escribió García Luna, fue que las policías no supieron y no se preocuparon por definir, desarrollar e instrumentar un modelo de policía que se ajustara a las nuevas formas del delito y a la experiencia de los militares.
El saldo del gobierno de Calderón y el de Peña Nieto fue una distorsión del modelo de seguridad, el combate cuerpo a cuerpo con los delincuentes y el aumento en los homicidios dolosos.
El libro ahí está para quien quiera tener un acercamiento a la historia de las policías hasta 2006.
Zona Zero
Entre todos los datos de inseguridad sigue sobresaliendo lo que ocurre en Guanajuato. 847 homicidios dolosos en tres meses, arriba de los 318 en CDMX y de 639 en Estado de México. La relación homicidios/incidencia delictiva en mayor en Guanajuato que en los dos del Valle de Méxic0. Luego de Guanajuato con 34,462 delitos sigue Jalisco con 34,010. Guanajuato y Jalisco están gobernador por la oposición (Movimiento Ciudadano y PAN) y son políticos que nada quieren con el gobierno federal morenista.
Algunos indicios de desarticulación de las bases criminales de las bandas delictivas por efecto del coronavirus, porque ya no pueden tener ganancias del cártel y se están lanzando por su cuenta. Vienen, dice expertos policiacos, secuestros, mayores asaltos a casa y robos a negocios hoy cerrados. Y cuando se reanude la economía difícilmente regresaran a sus bandas porque no habrá tanto trabajo. La dispersión de criminales será un elemento adicional a los delincuentes “menores” que serán liberados a nivel federal y estatal por miedo al coronavirus en prisiones.
El autor es director del Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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