
Elección judicial: Entre la degradación y la plenitud democrática
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de abril de 2020.- La popular saga Volver al Futuro nos enseñó que podemos viajar en el tiempo, por decir algo, al pasado para modificar pequeños hechos que pueden causar grandes cambios en el presente y en el futuro.
Si tomamos esto como una hipótesis cierta cabe al menos para entretenernos qué le diríamos a nuestro otro yo de hace mes y medio, digamos del 27 de febrero cuando fue la primera conferencia en la secretaría de salud federal en México sobre el Coronavirus.
O más todavía, qué nos dirá nuestro otro yo de mediados de agosto, cuando se supone ya debimos haber superado y comenzar el regreso de lo que nos ha dado por llamar normalidad.
Ojalá esos intercambios de ideas y consejos no lleguen demasiado tarde. Nada peor que vivir con arrepentimientos, con el “hubiera” en cada explicación.
Es necesario valorar que en un contexto de enfermedad global tenemos la ventaja de aprender de los demás, de compartir conocimiento, sin embargo también se está batallando contra un gran enemigo además del virus, y ese es el de la credibilidad.
Va de la mano con el de la veracidad, lo mejor que pueden hacer voceros y gobiernos es decir la verdad, por curda que sea, la gente así estará preparada y consciente de lo que está sucediendo, y evitará en medida de lo posible incrementar la carga pesada de la realidad con el adicional elemento del engaño.
Cierto es también que cuando los personajes Marty McFly y el Doctor Emmett Brown llegaron a la pantalla grande en 1985 muchos pensamos que para el 2020 estaríamos ya viajando en autos voladores, pero pese a los avances científicos y tecnológicos, estamos viendo que la comunicación institucional en casi todo el mundo en estos días se centra en dos mensajes: quédate en tu casa y lávate las manos.
Pd. Me disculpo si alguien pensó que por el título me iba a referir a la política actual y su similitud con la década de los setenta.
@rvargaspasaye