Honrar su memoria
CIUDAD DE MÉXICO, 11 de junio de 2020.- El sustantivo bodrio significa mal hecho, de mala manufactura, de mala calidad, fraudulento, tramposo, churro y hasta pegote.
Un bodrio, en literatura y en periodismo, es un fraude.
En política y, sobre todo, en el ejercicio del poder, un bodrio es una burla, un engaño y una tomadura de pelo que, por lo general, queda oculta en los intríngulis de la impunidad.
Y todo eso junto; un bodrio, una burla impune y un engaño a los ciudadanos es el supuesto Bloque Opositor Amplio (BOA) que el pasado martes dio a conocer el presidente López Obrador, en su mañanera, a manera de queja porque sus opositores conspiran contra su gobierno.
Y si existen dudas de que el (BOA) es un grosero bodrio, orquestado por el poder presidencial, basta revisar la sección Bajo Reserva del diario El Universal, para comprobarlo.
Dice el diario –con una valentía no habitual en la prensa mexicana–, que el lunes 8 de junio del 2020, sus directivos atendieron a un reputado político de Morena, quien les ofreció en exclusiva el bodrio del (BOA). Los promotores del bodrio habrían ofrecido, incluso, que El Universal tendría la posibilidad de deslindarse, ya que El Gran Diario de México aparecía como parte de la conspiración contra López Obrador.
Sin embargo, con un ejemplar rigor periodístico, El Universal pidió pruebas del origen del documento de marras y le advirtió al reputado morenista que, si se trataba de una denuncia, la acusación debía ser respaldada con el nombre, el apellido y la cara del denunciante.
Si era una investigación a modo, debía documentarse la identidad de los investigadores y las fuentes que sostenían dicha indagatoria.
Es decir, que como aquí lo dijimos desde el mismo martes, el propio gobierno de Obrador fabricó un bodrio para usarlo como victimización y, sobre todo, para acusar al mundo todo –a la prensa nacional e internacional–, del supuesto compló, en contra del presidente López Obrador.
Es decir, que los operadores del presidente –mujeres y hombres que diseñan y ejecutan las truculencias oficiales–, son tan burdos y tan brutos que dejan las huellas del engaño, del fraude y del bodrio, por todas partes.
Y, por eso, pocas horas después del engaño, de la burla y del intento por defraudar a los ciudadanos, la paliza en redes y digitales para el gobierno de López Obrador fue descomunal.
El bodrio salido de Palacio no resistió el análisis más elemental y se derrumbó en medio del descrédito del presidente; descrédito al que se sumó que el mandatario mexicano no sólo es un mentiroso patológico y un consumado engañabobos sino, sobre todo, un payaso de circo.
¿Por qué?
Porque el gobierno de López Obrador se ha convertido en eso; en un circo de tantas pistas como problemas enfrenta el inútil gobierno.
Es decir, a cada problema, a cada crisis y a cada fracaso, la respuesta es la estulticia, la mentira, la difamación y la construcción de una nueva cortina de humo –cada nueva cortina más ridícula y denigrante que la anterior–, y por tanto con cada mentira y cada engaño nuevo, asistimos a una nueva denigración de la figura presidencial.
Lo cierto es que asistimos a la auto-denigración presidencial, al suicidio del grupo en el poder, al ejercicio de auto-degradación, de reconocimiento de que el nuevo gobierno es incapaz de sortear la menor crisis y de salvar el más elemental de los problemas.
Y es que sólo un puñado de ineptos e incapaces, una sarta de ignorantes y analfabetas, como el presidente y sus secretarios de Estado, son capaces de la destrucción que llevan a cabo en México.
Y la tragedia es mayor si se toma en cuenta que el gobierno de López Obrador llegó con un bono democrático impensable y con una herencia económica imposible; al grado de que tenían todo para ser el mejor gobierno de la historia.
¿Por qué?
1.- Porque López Obrador llegó con el mayor caudal de votos y con la mayor legitimidad de la historia.
2.- Porque López Obrador llegó al poder con un país que venía del mayor desempleo de la historia y con las mayores reformas en medio siglo.
3.- Porque la inversión externa era histórica y la confianza en México era impensable para invertir.
4.- Porque industrias fundamentales como el turismo, la construcción y la del automóvil, entre otras, habían llegado al mejor momento de su historia.
5.- Porque la confianza en México era de las más sólidas del mundo; con una deuda manejable, una moneda estable y una población de crecimiento controlado.
Andrés Manuel tenía todo para hacer el mejor gobierno, pero todo lo tiró al basurero y hoy deberá apelar a la impunidad.
Sin embargo, hoy López debe inventar bodrios como el BOA, para sobrevivir. Pero a López ya no lo salva ni una miserable lombriz de tierra.
Al tiempo.