La Constitución de 1854 y la crisis de México
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de julio de 2020.- No sabemos si se trató de un gesto de grandeza intelectual, nada usual en el presidente mexicano.
Tampoco existe evidencia de que López Obrador fue traicionado por el subconsciente, ante el tamaño de la tragedia que su gobierno le ha provocado a millones de mexicanos.
Lo cierto, sin embargo, es que, por primera vez en casi 19 meses de gestión, los mexicanos fuimos testigos –en la Cadena Nacional mañanera–, de la primera vedad que revela el presidente mexicano.
Sí, López Obrador habló, por primera vez, con la verdad.
Es decir que, por increíble que parezca, por impensable que resulte y por descocado que se antoje, AMLO dijo una verdad.
Pero vamos por partes.
Ayer lunes, en lugar de atender la emergencia sanitaria –que está por llevar a México al tercer lugar mundial de muertes por Covid-19–, en medio de la grave crisis de miles de damnificados por el Huracán Hanna, y frete a la incontenible violencia criminal y la mayor crisis económica que se recuerde, el presidente mexicano prefirió dedicar su “mañanera” al avión presidencial.
¿Y qué significa dedicar dos horas a hablar del avión presidencial?
Hablar de lo majestuoso del avión, de lo grande del avión, del supuesto derroche en el gasto de un avión, de los supuestos lujos del avión o, en sentido contrario, de los complejos del un hombre pequeño, al que hace aún más pequeño un avión.
Sí, lo crean o no, lo cierto es que el tiempo del presidente mexicano no se ocupa para atender las prioridades que le exige la Constitución, sino para la propaganda clientelar electorera –por un lado–, y para exhibir los complejos del hombre pequeño que es el presidente.
¿Es el presidente mexicano un hombre pequeño?
Sí, porque luego de advertir que no hablaría de otra cosa que, del avión presidencial, Obrador cometió el mayor pecado políticos de su historia; el pecado de la verdad; de decir, por primera vez, “una verdad”.
¿Y desde cuándo es un pecado político decir la verdad?
Desde que los políticos mienten. Es desde que son políticos.
Y es que, en efecto, resulta todo un acontecimiento que López Obrador diga su primera verdad, en especial cuando se trata de un presidente al que le han contabilizado casi 40 mil mentiras, en sólo 19 meses de gobierno.
¿Y cual fue la verdad tronante de López Obrador?
Una verdad que retrata, de cuerpo completo, al presidente mexicano; la verdad de que es un hombre pequeño.
¿De verdad, López Obrador, reconoció que es un hombre pequeño?
Primero debemos decir que es de un hombre pequeño; de un político chiquito, dedicarle horas del tiempo presidencial, a hablar de los complejos del presidente; complejos como verse apabullado por un avión y sus lujos.
En efecto, AMLO le dedicó más de dos horas a lo que él llama un dispendio, una ofensa y un insulto para los mexicanos; el avión de los anteriores presidentes mexicanos.
Claro, porque Obrador no entiende que muchos de esos mexicanos si tienen claro que la verdadera ofensa de un presidente, a los ciudadanos, no es un avión para su presidente, sino el “valemadrismo” del presidente hacia los ciudadanos, que son los verdaderos mandantes.
Así lo dijo López, al hablar del avión presidencial, al que le dedicó dos horas del valioso tiempo del Ejecutivo mexicano.
“… Es tan grande el avión, tan grande, que las personas se ven pequeñas… y claro, la grandeza se mide de la cabeza al cielo… pero el avión si es monumental, faraónico y, desde luego, en un insulto al pueblo de México, habiendo tanta necesidad y tanta pobreza, este lujo es un insulto…”.
¡Cuánta razón le asiste al presidente mexicano!
¿Por qué?
Porque el Palacio Nacional es tan grande, monumental, faraónico, que empequeñece a hombres de suyo pequeños, como López Obrador.
Es tan grande el avión, es tan grande el cargo de presidente y son tan grandes México y los mexicanos, que personas como López Obrador “son y se ven pequeñas” frente a la grandeza del país.
Es tan grande el crimen de Estado que comete López Obrador con casi 50 mil muertos por Covid-19, y tan grande su culpa por las 60 mil muertes violentas, que Obrador alcanza su verdadera estatura; no la de un hombre pequeño, sino diminuto ante verdaderos estadistas que ha tenido México.
Y es tan grande la culpa de AMLO por la tragedia económica de México; por la tragedia sanitaria, por la tragedia de desempleo, por la tragedia de inseguridad y pobreza, que López Obrador es uno de los presidentes más pequeños de la historia.
Y es tan pequeño, que usa un avión para ocultar sus fracasos.
Ese es el hombre pequeño, el presidente pequeño, por el que votaron 30 millones de mexicanos, los más pequeños de México.
Sí, los más pequeños de México, les guste o no.
Al tiempo.