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CIUDAD DE MÉXICO, 8 de agosto de 2020.- A diferencia de otros personajes de la Revolución, alrededor del general Emiliano Zapata no existe un culto a sus reliquias, pero sí en torno a su imagen, porque ¡Zapata vive! y su figura es la que mejor representa la lucha por la tierra, la justicia, la libertad y la dignidad de los campesinos, así como a las clases oprimidas en general, reflexionaron cinco historiadores en el 141 aniversario de su natalicio, y a propósito del libro conmemorativo: A 100 años, iconografía de Emiliano Zapata.
En un comunicado se señaló que el Caudillo del Sur, ya sea a través de reproducciones fotográficas o alegorías plásticas, es el héroe nacional que más ha trascendido fronteras.
Los orígenes de esta idolatría y su vigencia fueron discutidos vía remota en la presentación editorial, organizada por la representación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Morelos, a través del Museo Histórico del Oriente, en Cuautla.
Felipe Ávila Espinoza, director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), centro de estudios que publica el libro —disponible, por el momento, en versión digital—, expresó que este no solo muestra los retratos más conocidos del revolucionario, toda vez que es un escaparate de su entorno, de sus compañeros y familiares, de los homenajes en su honor, así como de fotografías inéditas que forman parte del archivo familiar.
Estoy convencido que, sin la intransigencia, resistencia y heroicidad de Zapata y del movimiento que encabezó, la Revolución Mexicana hubiera sido muy distinta, quizás, solo política, limitada a sustituir un gobierno dictatorial por uno electo democráticamente, pero carente del contenido social y la transformación profunda y radical de las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales.
Por eso, la huella del zapatismo fue de tal magnitud que, incluso los ‘vencedores’, no pudieron eludir la legitimidad de sus demandas. Y también creo que la persistencia en la memoria colectiva y en la lucha de los sectores populares mexicanos, hasta la actualidad, se explican por la identificación con la experiencia histórica zapatista”, dijo en la transmisión, la cual se realizó por el canal de INAH TV en YouTube, como parte de la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.
En su intervención, el historiador Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, recordó que en los años 70, cuando formó parte de un grupo de jóvenes historiadores dedicado a recuperar los testimonios de los últimos zapatistas, era común encontrar en las humildes casas de los veteranos y las veteranas, fotomontajes de ellos (en retratos de su juventud) con la figura del general.
Destacó que ese es uno de los aspectos más interesantes de A 100 años, iconografía de Emiliano Zapata, porque rescata el fetichismo alrededor del general, producto de un afecto y admiración genuinos que han trascendido generaciones; asimismo, atisba a cómo —desde el discurso oficial posrevolucionario— fue reivindicándose su imagen, pasando de la denostación (al ser nombrado en la prensa de la época como Atila del sur) a la glorificación.
Entre las imágenes del libro, sobresalen las del homenaje que le hizo Gildardo Magaña siendo gobernador de Michoacán, hacia 1937-38, en Morelia. En esas mismas fechas, Lázaro Cárdenas expropió la Hacienda de La Guaracha, cerca de su natal Jiquilpan, y la bautizó como ejido ‘Emiliano Zapata’, es entonces cuando su figura empieza a tener un peso mítico e ideológico a nivel nacional, positivo, en el sentido de que es el símbolo de las posibilidades históricas de que exista la justicia”.
La historiadora del arte María Helena González López indicó que solo existen entre seis y ocho retratos de Zapata, incluido el de la famosa pose en el cuartel de Cuernavaca (Hotel Moctezuma), en los que —bajo la lente de fotógrafos como Antonio Garduño, Armando Salmerón, Heliodoro J. Gutiérrez, Aurelio Escobar, Abraham Lupercio y José María Cuéllar— aparece como ideal de la belleza indígena y de la virilidad.
Dividido en cuatro capítulos y textos introductorios de John Womack y Adolfo Gilly, A 100 años, iconografía de Emiliano Zapata rescata la parte humana, “ya que los muchos hijos del general formaron parte de este ritual. Cada 8 de agosto, cada 10 abril, aniversarios de su natalicio y de su muerte, así como el 28 de noviembre (promulgación del Plan de Ayala), ellos estuvieron presentes, al igual que los veteranos”, indicó Édgar Castro Zapata, bisnieto del general, quien ha conformado el archivo familiar.
Miguel Ángel Sámano Rentería, coordinador de la Cátedra Zapata, en la Universidad Autónoma de Chapingo, dio a conocer que esta casa de estudios, junto con el INEHRM, publicará la versión física del libro, la cual incluirá fotografías inéditas que no aparecen en la versión digital.