Historia de una hacienda africana
CIUDAD DE MÉXICO, 19 de octubre de 2020.- A manera de pregunta, muchos mexicanos daban por muerto al viejo PRI, para las elecciones del 2020 y, sobre todo, para los comicios del 2021.
¿De verdad crees que sigue vivo el viejo PRI…?
La anterior era la pregunta preferida de muchos ciudadanos que no querían ver que la nueva identidad del PRI es de color morado, que se llama Morena y que es un claro epítome de la corrupción y la inmoralidad política.
Sin embargo, en las elecciones locales de Coahuila e Hidalgo –del pasado fin de semana-, Morena fue un partido inexistente –prácticamente borrado del mapa-, mientras el PRI resultó el verdadero triunfador y, en especial, desapareció el tsunami que barrió con todo en julio de 2018.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué la impensable victoria del PRI? ¿A qué se debió la derrota aplastante del Morena? ¿Acaso los electores de esos dos estados son ciudadanos de otro planeta?
Lo cierto es que para entender el resultado de los comicios del pasado fin de semana debemos acudir a los clásicos de la ciencia política, sobre todo al muy mexicano refranero popular.
Sí, no debemos olvidar que en política “no hay causalidades, sino casualidades”. ¿Y cuales son las causas que nos permitirán juzgan el resultado electoral del pasado fin de semana?
1.- El primer fenómeno que debemos tomar en cuenta es que Morena no es un partido político clásico. En realidad, eso que conocemos como Morena es “un movimiento de masas”, producto de un líder carismático, populista y al que poco o nada le importa la democracia.
2.- Por eso, porque AMLO no apareció en las boletas electorales de los comicios locales de Coahuila e Hidalgo, a la mayoría de los simpatizantes de Morena les importó “un pito” dicha elección.
3.- También por eso, porque el mayor y más organizado partido político mexicano se llama PRI, esa fuerza política fue capaz de la movilización elemental en los pequeños comicios locales –para renovar alcaldes y el Congreso estatal-, que son los más atractivos para el ciudadano de a pie, ya que están en juego las autoridades más cercanas al ciudadano.
4.- Lo cierto es que, a querer o no, en todo el país siguen vivos los cuadros, la organización y el aparato del viejo PRI; esa fuerza capaz de movilizarse –como lo vimos el pasado fin de semana-, hasta en los momentos más adversos y en las condiciones más complejas.
5.- Pero acaso el mayor de los logros para los opositores –porque también aparecieron el PAN y el PRD en los comicios del fin de semana-, es el hecho de que el mayor enemigo de Morena se llama Morena y el mayor lastre de los gobiernos de Morena se llama López Obrador.
6.- En efecto, la estructura política llamada Morena no es más que un costal de perros y gatos, en donde todos pelean contra todos y en donde lo último que importa son las reglas políticas elementales. Morena es todo aquello contra lo que han votado por décadas los ciudadanos. Por eso, hoy Morena es el mayor enemigo de Morena.
7. Todo eso sin contar con el fracasado gobierno de López Obrador. ¿Y eso qué quiere decir? Elemental, que, en tanto gobierno, el de AMLO se debe medir a partir de los resultados. Sin embargo, el de Obrador es el gobierno con menos resultados en la historia.
8. Por eso, al momento de votar, la pregunta elemental que se hicieron los electores de Coahuila e Hidalgo, el pasado fin de semana, fue clave. ¿Por qué votar por los candidatos de Morena, en los planos municipal y estatal, si el gobierno federal no ha sido capaz de un solo resultado a favor del ciudadano?
9.- Y ese dilema –de que el gobierno federal ha sido incapaz de un buen resultado para los ciudadanos-, nos lleva a la que puede ser la mayor conclusión de las elecciones del pasado fin de semana.
Nos referimos al fracaso de la propaganda que, todos los días, invade la vida nacional, a través de las llamadas “mañaneras”. Es decir, si “las mañaneras” fueran efectivas, en las pequeñas elecciones de Coahuila e Hidalgo la derrota de Morena no habría sido tan aplastante.
10.- Por último, lo ocurrido en Coahuila e Hidalgo también es una llamada de atención para la soberbia electoral del PAN. Dicho de otro modo; hasta hace una semana, muchos ciudadanos daban por muerto al PRI, en tanto que otras consideraban que la única alternativa frente a Morena era el PAN.
La realidad, terca como siempre, colocó a cada quien en su lugar. Y hoy el primer lugar electoral es del PRI, seguido por el PAN y el PRD y a la cola cayó Morena; víctima de sus ambiciones sin límite.
Al tiempo.