Cortinas de humo
OAXACA, 7 de diciembre de 2020.- A dos años del actual Gobierno de la República, es hora de empezar a hacer recuentos o solo es momento de ajustar cuentas por el voto emitido.
La propuesta de gobierno de la fuerza que hoy gobierna el país, está fundada solo en la fortaleza acumulada por un personaje de la política nacional, quien es perseverante, (hubo un gobierno local perredista, que se hizo llamar allá por el año 2000, como “la ciudad de la perseverancia”, para emular a la ciudad de la esperanza que, en esos tiempos era el entonces Distrito Federal) y hasta hubo un personaje (D.E.P.) de la política estatal de esa misma época, que se autodenominaba el “pejejojito”.
Así de influyente es la personalidad del actual presidente de México, sin embargo, sobre la identidad de su gobierno con una línea de pensamiento o filosofía y bases teóricas, no identificamos nada. Quedan a la vista y se pueden caracterizar hoy sus acciones de gobierno, las que evidencian una línea alejada a los postulados del materialismo histórico. Mas bien, cada vez más, se acercan al neoliberalismo rapaz.
La consolidación de la fuerza electoral que llevó por fin, después de una campaña de dieciocho años al presidente Andrés Manuel López Obrador a Jefe del Poder Ejecutivo Federal, atravesó diversas etapas. Estas en ningún momento muestran rasgos demócratas, siempre el discurso fue de luchar por los más pobres que, en México, de acuerdo con datos de 2018 emitidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en el país se registraron 52.4 millones de personas pobres y 9.3 millones de ellas en extrema pobreza.
Afirmar en todo momento que la corrupción está donde él no está, -circunstancia altamente grave ya que, la corrupción se incrementó aproximadamente 17% entre 2015 al 2017, periodo en el que aproximadamente 19 personas afirmaron haber tenido contacto o fueron víctimas de algún acto de corrupción- que se es imposible y hasta pecado, (que no vergonzoso) hacer alianzas con personajes que han dañado la vida del país en otros momentos y que habían estado contra él en sus pasados procesos. Son esos, los más fuertes argumentos de quien hoy nos gobierna desde palacio nacional.
Esas tres características señaladas por ahora, son los elementos o banderas que en el próximo proceso electoral van a ocupar los candidatos de ese partido. Y a ellos hay que enfrentar en las urnas, la decisión será de los electores, que seguramente en un gran porcentaje ya están revisando el actuar de quienes fueron beneficiados en el proceso 2018 con la inercia de votar por esa disruptiva comunicación y motivados hasta, por un sentimiento de rencor contra el statu quo.
Me cuesta trabajo coincidir con lo que evidencian posiciones y afirmaciones que se acentúan en conductas de intolerancia política; pero, parece que se va actualizando el estado de cosas polarizadas en la sociedad y enconando esta, con base en odios.
Así en el proceso electoral que ya inició en nuestro estado, habremos de renovar el congreso y 153 Gobiernos Municipales, además de los diez diputados a la Cámara Federal.
Hoy, no estará en la boleta el perseverante político que despacha en Palacio Nacional, estarán en épocas de pandemia y crisis de salud mundial aquellos que dicen son iguales que el presidente y que, además, son quienes le ayudan y que están con él.
Los electores habrán de revisar a los personajes en sus localidades, aquellos sin ningún manto; por cierto, otra característica que elimina un principio Juarista (que fue fiel católico) es la marcada incidencia a teologizar la política y eso, es opio para el pueblo y constituye la peor conducta social ya que manipula y juega con el sentimiento social. Hipocresía total, eso de usar a Dios para el corporativismo político. Por eso, las Leyes de Reforma fueron combatidas en la guerra de tres años contra el presidente Juárez.
Esas son algunas de las tareas a dejar claro en la justa electoral del 2021, esperemos para ver si el razonamiento gana terreno o el odio se profundiza. Reflexiones que sólo son Fundamentos.