Aunque lo nieguen, sí hay terrorismo
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de enero de 2021.– Les pasó en 2018.
Los de siempre acapararon las candidaturas plurinominales y no renovaron sus cuadros.
Allá ellos sabrán si desperdician la nueva oportunidad.
Bajo el supuesto de tenerla.
A las inconformidades iniciales, varias de ellas traducidas en renuncias y migraciones al partido del gobierno, se suman las disputas interpartidistas.
Panistas, priístas y perredistas de viejo cuño, largos vividores de las nomenklaturas, reclaman para sí las primeras posiciones para la Cámara de Diputados.
Es decir, no quieren hacer campaña, recorrer tierra y ganar en las urnas, sino ser integrados a las listas para tener espacios asegurados en San Lázaro.
Las cúpulas no ven hacia otro lado.
Una idea la dio la semana antepasada el ex candidato presidencial azul Ricardo Anaya, quien públicamente rechazó el espacio ofrecido por el dirigente Marko Cortés.
De esa forma rechazó dos riesgos:
Enfrentar reclamos por haber dividido al Partido Acción Nacional (PAN) para posesionarse de la postulación por la entonces alianza con el PRD y Movimiento Ciudadano.
Y verse en la antesala si se profundiza la investigación sobre las corruptelas de Odebrecht y manipuladas, económica y mediáticamente, por Emilio Lozoya.
Pero no es el único caso.
CUOTISMO DE SECTORES
En el PRI ya están las presiones.
Los dirigentes de sectores y agrupaciones exigen las cuotas eternas, como si el movimiento obrero, los campesinos y el sector popular tuvieran alguna representación.
Y en el PRD quienes se adueñaron de la franquicia y la han llevado a su mínima expresión intentan colocarse o colocar a sus cercanos, incluidas sus esposas.
Se da al pie de la letra la denuncia de la consejera panista bajacaliforniana Eloísa Talavera, ella en referencia a las mujeres:
“Buscan candidatas externas o ciudadanas que son parejas o amistades de involucrados, hasta en tres ocasiones, incluso les insisten a pesar de la no aceptación”.
Y narra cómo se desplazó a mujeres panistas en San Luis Potosí y Tlaxcala y se entregó en Zacatecas a una priísta (la senadora Claudia Edith Anaya) para luchar contra el poder del gobierno y de su partido.
FUCHIS PRESIDENCIALES
1.- Hay de candidatas a candidatas.
Vieja es la relación de la ex priísta de Nuevo León Clara Luz Flores con el presidente, con quien desayunó el sábado sin cubrebocas y eso la pone en riesgo.
Pero el mandatario no tuvo le mismo trato para la también ex priísta Mónica Rangel, a quien motivó a renunciar a la Secretaría de Salud para ser candidata a gobernadora en San Luis Potosí.
Para ella no hubo reunión.
Pero no le fue tan mal como Paloma Aguilar, ex escolta del presidente y ex funcionaria del Sistema de Administración Tributaria (SAT), quien no fue ni invitada a los actos públicos.
O como Ricardo Gallardo, a quien se le impidió el acceso al evento de la Guardia Nacional (GN).
O al alcalde de Soledad de Graciano Sánchez, Gilberto Hernández, quien fue bajado del presidium.
Y 2.- a propósito, ya dos políticos con contracto presidencial dieron negativo: la secretaria Olga Sánchez Cordero y el gobernador potosino Juan Manuel Carreras
Pero deberán hacerse nuevos exámenes, tal vez mañana miércoles.