Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
CIUDAD DE MÉXICO, 21 de febrero de 2021.- Una serie de notorias contradicciones públicas globales y nacionales en los días que corren hacen más visibles, a la vez, los talentos y las miserias humanas.
En el mundo occidental la pandemia ha invitado a reflexionar sobre los daños y perjuicios que nos infiere la cultura del consumo intensivo y enajenante, pero el homo sapiens ya viciado por años de desenfreno se niega a ceder un ápice en lo que considera parte de sus privilegios que lo conducirán a mal morir.
Estados Unidos logra un histórico aterrizaje no tripulado en Marte, el planeta rojo, mientras que la Covid 19 le lleva a exhibir su triste carencia l de un sistema de salud pública, mientras que el cambio climático cuyas causas se negó durante años a contrarrestar ahora ataca en Texas su infraestructura eléctrica obsoleta.
China avanza hacia la cúspide del liderazgo económico mundial bajo el acelerador de una pandemia que se originó dentro de sus fronteras y azota a la Humanidad sin que se le puedan atribuir responsabilidades, hasta ahora.
Rusia fabrica vacunas contra la Covid 19 y abona a su imagen internacional como potencia científica, pero hacia adentro mantiene en su presidencia imperial a un personaje que tiene en la penuria a amplios sectores sociales y en la cárcel a sus opositores competitivos.
Europa ha exportado al mundo el modelo del estado constitucional democrático y social de derecho más maduro y civilizado, pero no puede importar y procesar democráticamente el producto migratorio de la desigualdad que generó durante siglos en las colonias asiáticas y africanas que financiaron dicho modelo.
América Latina continúa engarzado en una guerra de ilicitudes sin cuartel entre neoliberales y posneoliberales mientras la gente ordinaria pierde empleos, oportunidades, salud y vida en medio de la revolución científica y tecnológica –digital y biotecnológica– más febril de la historia que no le favorece realmente pues, entre otros efectos, le induce a seguir perdiendo conciencia crítica.
México intenta insertar a su frágil democracia electoral y de gobiernos pluralistas el “chip” de la democracia social e intercultural, pero no puede controlar en sus clases dirigentes y diversos sectores sociales sus antiguos impulsos personalistas, informales e ilícitos.
Al mismo tiempo que nos revolvemos en la enfermedad viral con un plan de vacunación insuficiente y en cámara lenta que se cruza con la variable de las elecciones más grandes de la historia, las cuales deberían ser más bien las más legítimas, salimos a la calle aun si no es indispensable, y si lo es podemos descuidarnos sin más.
Una de las mayores incoherencias humanas es la contradicción entre pensamiento, lenguaje y acción, o bien, entre libertad, necesidad y responsabilidad.
Después de que en los últimos 100 años los “sapiens” quintuplicamos la población mundial y la hicimos crecer –solo en México– diez veces más.
Después de que logramos la proeza de pasar del Cuarto al Segundo Mundo. Luego de que sustituimos y volvimos a arriesgar la dignidad soberana del país. Luego de que conseguimos lo impensable, como ha sido el cambio democratico pluralista, sería muy grave incurrir en agresiones o nuevos fraudes a la voluntad popular popular compuesta de mayoría y minorías. Pero puede ocurrir.
En síntesis, hay contradicciones de varios niveles o magnitudes, pero de las peores es no dar lo que se exige de los demás y pretender que muchos sigan creyendo que en verdad somos diferentes a aquellos a quienes asignamos las causas de una preocupante condición que no podemos superar.