Respuesta a la violencia e inseguridad
Solemos concentrar demasiado pensamiento y comunicación en los derechos civiles y políticos y no en torno a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA).
Sobre-estudiamos, discutimos y actuamos los derechos individuales y desconsideramos los derechos sociales y colectivos, en particular los derechos culturales. No obstante, soplan tiempos de cambio.
A partir de la caída del Muro de Berlín y la Unión Soviética entre 1989 y 1991 entraron en crisis no solo el modelo comunista sino también su aparente vencedor, la opción liberal que llegó entonces a proclamar el fin de la historia, la exclusividad del capitalismo de mercado y la democracia pluralista representativa.
En el contexto de esa nueva condición posmoderna, los derechos e intereses individuales cobraron todavía mayor centralidad y protagonismo al punto que su ejercicio intensivo puso en riesgo en los siguientes 30 años el tejido social y la integridad de la naturaleza y el planeta.
La pandemia por Covid-19 vino a mostrar en toda su crudeza las fatales desigualdades en el acceso a bienes y servicios sociales de los que todos deberíamos disponer y las carencias estructurales de los estados y la comunidad internacional para dar respuesta necesaria y oportuna.
Por.el.contrario, millones hemos atestiguado y padecido un tremendo desastre que costara mucho remomtar, segun prueban varios informes y libros de reciente publicacion. Asi, por ejemplo, el del destacado jurista, doctor Diegp Valades, «Constitucionalismo critico. Ideas para.la transicion constituvconal en.la era post Covid-19», publicado por la editorial Siglo XXI.
Frente a semejante desbalance, los derechos culturales, y los DESCA, en general, han comenzado a tomar impulso global, regional y hacia adentro de los estados nacionales. En México, este es un proceso que debemos estimular.
Los derechos culturales significan mucho más que el acceso a los bibliotecas o museos, física o virtualmente; mucho más que libertad creativa, protección de la propiedad intelectual o preseracion y goce del patrimonio cultural material, sitios o zonas arqueológicas, a manera de ejemplo. Todo ello sin duda valioso.
Los derechos culturales, en el sentido profundo que es posible extraer desde la interpretación constitucional, de las convenciones internacionales y las prácticas y exigencias de los grupos sociales y comunidades, giran en la rueda de la interdependencia y los contextos dinamicos de las identidades y la diversidad, la política y la economía, la sociedad y la ecología.
Su papel es de tal relevancia que mediante su interacción transversal con el resto de los derechos humanos fundamentales, los principios y sus garantias institucionales será posible frenar nuestra caída en el abismo de la degradación final.
Ese proyecto exige sensibilizar espiritus y concientizar mentes, asi como reorientar instituciones y operaciones cotidianas.
A las abogadas y abogados de hoy y los de mañana que ya están aquí corresponde asumir y practicar los derechos culturales individuales y colectivos en serio. En este sentido, todos formamos parte de la.abogacia.
Si la abogacia toma a los DESCA en serio y los concreta en los hechos entonces podremos gozar en paz los derechos civiles y politicos.
En el.fondo, se trata del principal desafio urgente global y local de los años en curso.
Invito a comprender que de conseguirlo depende en alto grado la viabilidad de nosotros mismos, la Humanidad y del Planeta.