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La economía mexicana ha sufrido mucho en los últimos meses por causa del COVID. Gran cantidad de negocios han tenido que cerrar sus puertas. Y otros han conseguido sobrevivir, aunque sufriendo grandes pérdidas. En un contexto tan duro, ¿es una buena idea pensar en empezar un negocio?
Muchos economistas dicen que lo peor ya ha pasado. La mayoría de los países están eliminando las restricciones de movimiento que habían impuesto a los ciudadanos. Y poco a poco se está volviendo a la normalidad. Si todo va bien, la situación irá mejorando en los próximos meses. Entonces, abrir un negocio ahora puede ofrecer ciertas ventajas.
Alquilar oficinas y almacenes, así como comprar ciertos productos puede resultar más barato. Y la competencia podría ser menor que en épocas de bonanza económica. Los grandes inversores dicen que hay que aprovechar las crisis para invertir y emprender. Cuando las cosas van bien, todo el mundo tiene dinero y los costes se disparan.
Es vital elegir un nicho con potencial
Incluso en los peores momentos, hay quienes consiguen crear negocios exitosos, basándose en alguna nueva moda o necesidad. Por ejemplo, al principio de la pandemia, los ciudadanos se lanzaron en masa a comprar mascarillas o geles desinfectantes. Aquellos comerciantes que supieron aprovechar la oportunidad acumularon stocks de estos dos productos. Y obtuvieron ganancias importantes comerciando con artículos que aún no estaban disponibles de manera generalizada.
Otro buen ejemplo fueron los servicios de entrega de comida a domicilio. Tanto apps para el celular, como restaurantes especializados consiguieron crear nuevos estándares para la industria de la hostelería. Los servicios para ponerse en forma sin salir de casa también fueron otros de los sectores que lo hicieron muy bien durante la pandemia.
Esto pone de manifiesto que nunca se puede decir que es buen o mal momento para emprender en términos absolutos. Puede que la situación sea negativa para determinados productos y excelente para otros.
Nombre e imagen de marca
Después de elegir un tipo de negocio que pueda desenvolverse bien, lo siguiente es crear una imagen de marca atractiva. Y esta empieza por el nombre. Muchos emprendedores primerizos caen en el error de elegir nombres complicados o demasiado parecidos a los de otros competidores. Y eso provoca que los potenciales clientes no consigan recordarlos. O peor aún, que los confundan con su competencia.
A diferencia de lo que muchos piensan, no es necesario que el nombre explique qué es lo que se vende. O quién es el dueño. Debe ser un eslogan llamativo, de esos que no se van de la cabeza. La mejor manera de elegirlo es haciendo un brainstorming. Esta técnica consiste en anotar todas las ideas que se nos pasen por la cabeza, por absurdas que parezcan, sin desechar nada en principio.
Pedir ayuda a amigos, o utilizar un generador de nombres online son una buena forma de conseguir más opciones de nombres para tu negocio. Al final, se van descartando candidatos hasta quedarnos con el que parezca más adecuado.