La Constitución de 1854 y la crisis de México
¿Año nuevo con estanflación?
Estamos por dejar un año difícil en lo económico para ingresar a otro con mayor complejidad.
El rebote económico del país parece perder energía y los datos oficiales parecen sugerir un estancamiento económico con presencia de presiones inflacionarias.
A eso refiere el término de estanflación: la economía se estanca y los precios tienden a crecer.
Si bien la inflación es un proceso mundial, la combinación de estancamiento en lo económico agregado no es atributo general.
Podríamos decir que pocas naciones tienen el privilegio de contar con ese reto enfrente al inicio del año siguiente.
Victoria Rodríguez Ceja, gobernadora impuesta en el Banco Central tiene en su presente profesional un reto excepcional que consiste en marcar una pauta monetaria que vaya acorde con lo que hagan los bancos centrales de los países con los que tenemos mayor presencia económica.
La normalización monetaria mundial en un contexto de presión inflacionaria global impone riesgos muy importantes como lo representa enfrentar la recomposición de portafolios de los grandes inversionistas y el riesgo de perder capitales financieros invertidos en portafolios o en papeles de deuda gubernamental.
Adversos al riesgo, esos portafolios preferirán estar en papeles más confiables que en aquellos que tienen riesgos a la vista.
De hecho ya de eso pueden dar constancia los datos disponibles.
En 2021, la salida de capitales financieros ha sido importante y superior al grado de situar a México como la nación de donde se ha registrado el mayor número de salida de inversiones financieras.
Desde enero 2021 hasta el 24 de noviembre del año vigente se han retirado 292 mil 291 millones de pesos, una salida de capitales que es casi 14% superior a lo que se observó el año 2020.
La salida de capitales financieros es el tercero en importancia histórica respecto a la salida de 1986-1988 con nueve trimestres consecutivos de saldo negativo y del 82 al 85 con diez trimestres.
La salida de capitales no es poca cosa y exige ahora atender ese asunto o al menos observarlo con cuidado.
México, a nivel mundial, liderea la salida de capitales financieros en el 2021 y podría observarse una salida más intensa durante 2022.
El asunto de la recomposición de carteras de inversión puede influir, pero evidentemente esa no es la primera razón por la cual las inversiones salen de México.
Pero ese no es el problema sino un síntoma.
El problema derivado de la falta de confianza está en el crecimiento económico.
Llegó a estimarse que México crecería en terrenos de 7 por ciento durante el 2021, pero lo más seguro es que no alcance ni 6 por ciento.
Si quisiera compensar lo perdido en el año de la pandemia y quedar en terrenos similares a los que ya pisó en 2019 el rebote económico tendría que ser de 9.1 por ciento y por ello se garantiza que no será en 2022 cuando regresemos a ese terreno sino posible se extienda hasta 2023.
Pocas personas se ponen a pensar que un crecimiento lento en la recuperación garantiza ingresos fiscales bajos en una administración muy exigida con obras emblemáticas y un compromiso de política social muy grande.
Para el tercer trimestre ya hubo una contracción del PIB y para el cuarto trimestre se espera un crecimiento pequeño cuando no, incluso, un ligero retroceso, lo que implicaría ya, teóricamente, una recesión y sugiere un proceso de recuperación.
Las presiones inflacionarias no van a ceder porque tienen un componente exógeno mayoritario y un componente nacional que garantiza ganar terreno frente al componente que se importa.
México aún requiere de importar cerca de 50 por ciento de sus granos básicos y la probabilidad más cercana es que el peso pierda progresivamente terreno frente al dólar.
Los fríos inician y con ello la seguridad de que los combustibles aumenten de precio.
También México tiene que importar combustibles en porcentajes superiores a 80 tanto en gasolinas como en gas.
Pero la inflación que arrastra el productor al mes de noviembre, 9.90% anticipa que parte de esa presión habrá de traducirse en los precios finales al consumidor sin tomar en cuenta que los bienes intermedios (que van a formar parte de otro equipo que se venda al consumidor final) traen una inflación a noviembre de 14 por ciento y parte de ese porcentaje también tendrá que traducirse a los consumidores finales.
La inflación será protagonista importante en la economía mexicana al menos durante los primeros nueve meses del año, cuente con ello.
Inflación para rato es mala compañera de un crecimiento lento, lo que requiere de creatividad pero sobre todo de certidumbre.
Al interior el sector privado en corto crítica férreamente al Presidente, pero sus posiciones públicas son débiles y han carecido de proactividad independiente de lo que venga de la autoridad federal.
Las cosas no se van a acomodar solas ni el contexto que enfrentamos será transitorio si no trabajamos en unidad la estrategia, cosa que a este gobierno tampoco se le da.
Vamos, por decirlo de alguna forma, a la deriva.