Economía en sentido contrario: Banamex
Fui a la Fiscalía General de la República a denunciar al presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿La razón?
Quiero como millones de mexicanos, que deje de insultar, agredir y denostar a los periodistas y a su trabajo.
Creo que este país y su libertad se construyó en parte, a través de las páginas del periódico y por las libretas de reporteros de cientos de mujeres y hombres que han ofrendado su vida a contar la historia de nuestra patria.
Desde el día 4 de noviembre de 2019, fecha en que ocurrió la masacre en contra de mi familia, el gremio de periodistas estuvo siempre firme, junto a nosotros, plantada al pie del cañón, reportando todo, acompañándonos, dándonos un abrazo sincero y sintiendo el mismo dolor que nosotros vivíamos.
Nos sentíamos impotentes ante lo que había pasado, no podíamos explicar tanta maldad en el mundo, pero gracias a ellos, a los periodistas, nos fuimos descubriendo poco a poco, fuimos aprendiendo de nuestra fuerza estando unidos, y decidimos que debíamos corresponder a sus atenciones.
Desde entonces a los periodistas de la Ciudad de México, a los de Chihuahua, a los de Guerrero, a los de todo México, y de forma muy personal, a los de Michoacán, quienes me han abierto sus espacios para reflexionar sobre nuestro México, como es el caso de Quadratín, Postdata, Sala de Prensa, a los cuales les agradezco su profesionalismo y permanente compromiso, con las causas de la gente.
Todos ellos merecen ser respetados y cuidados. Si el estado no les puede garantizar seguridad, mínimo que no se ponga en la tribuna de quienes chiflan e insultan sólo por llenar espacios y distraer la atención de lo verdaderamente importante.
Por eso pedí a la Fiscalía que dicte medidas que le pidan al presidente que deje de insultar, porque en el México violento que hoy vivimos, sus agresiones pueden tomar forma en las calles, y si en la máxima tribuna no se les respeta, ¿qué suerte pueden correr en las calles de comunidades alejadas?
Debe entender que tener el espacio de la mañanera es una responsabilidad muy fuerte, que cientos de miles lo escuchan y peor, muchos toman partidos, y basta ver en las redes sociales como sus palabras se vuelven en odio, en rabia, y no sabemos hasta donde repercuten.
Ayer mientras redactaba el artículo, me enteré de la muerte de otro periodista más, Roberto Toledo, de Monitor Michoacán en Zitácuaro. A su familia y amigos le reitero mis profundas condolencias, esperando un pronto consuelo.
Quizá Roberto alcanzó a enterarse de nuestra acción, y les aseguro que lo hubiera apoyado. Él ya no puede, pero por quienes viven amenazados, por quienes esperan que la justicia los acompañe, por ellos y para ellos, va mi reclamo.
Presidente, deje de insultar periodistas.
No se da cuenta, pero también los mata un poco.