Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
La congruencia nunca ha sido uno de los distintivos de Julio Scherer Ibarra, hijo del fundador del semanario Proceso.
Por esa razón, su testimonio-denuncia contra la “jauría mafiosa” que habita en Palacio más que un gesto de honestidad, congruencia o conciencia parece una respuesta desesperada “para salvar el pellejo”.
Basta recordar que “Julito” –como motejaba en Proceso al Jr. del santón del periodismo–, siempre vivió a la sombra de la fama y el poder del padre: Julio Scherer García.
Pero también es cierto que Scherer Ibarra siempre corrió detrás del poder y del dinero; desde sus tiempos mozos de priista al lado de Eduardo Pesqueira –secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos en el gobierno de De la Madrid–, y luego en la primera línea del candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida.
Pero cuando el PRI perdió la hegemonía del poder, en el año 2000, “Julito” también se desencantó del PRI y no tardó en ser parte del “carro” de AMLO, en donde pronto alcanzó la primera línea de “los cortesanos” del eterno aspirante presidencial.
Hoy, a pesar de sus promesas de “lealtad” y “fidelidad” al presidente, el exconsejero jurídico de Palacio saltó de nuevo para colocarse en el bando de los críticos de la debacle en que se ha convertido el fallido gobierno de López.
Y es que la carta-denuncia de Scherer Ibarra no es más que la urgente necesidad de uno de los otrora “hombres del presidente”, de acusar las transas, extorsiones, venganzas y persecuciones que pasan por las cañerías de Palacio y de las que, le guste o no, fue operador, y no sólo testigo.
Dicho de otro modo, Scherer Ibarra manda el mensaje de que tiene en su poder mucha información que, en su momento, pudiera ser usada contra sus aún poderosos adversarios de Palacio.
Información que aguarda el momento de la venganza para la defensa del exconsejero jurídico hoy caído en desgracia y perseguido por los operadores de las venganzas y las transas del poder presidencial.
Como saben, Scherer Ibarra publicó un testimonio, en primera persona, de la pestilencia que recorre las cañerías de Palacio y de los escandalosos abusos de poder, chantajes, transas y extorsiones que llevan a cabo “las mujeres y los hombres” del presidente.
El hijo del fundador de Proceso acusa a “la nueva mafia del poder” –de la que forman parte la senadora y ex titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero y el fiscal general, Alejandro Gertz Manero–, como los grandes operadores de las venganzas, extorsiones y transas emprendidas desde Palacio.
Venganzas, extorsiones y transas que, entre otros, tienen en prisión a Rosario Robles, Alonso Ancira y Juan Collado.
Lo cierto es que la guerra civil que intramuros libran no pocos de los colaboradores del presidente ha llevado a su gobierno a una crisis que hacer agua por todos los flancos y amenaza con hundir el barco de la llamada 4-T.
¿Lo dudan?
1.- El nuevo escándalo de las extorsiones que operan por mandato presidencial, tanto la señora Sánchez Cordero, como el señor Gertz Manero, se suma a la herida aún abierta de las escandalosas revelaciones de los abusos de poder y la violación constitucional del fiscal general.
Es decir, que día a día se confirma con mayor claridad que el de López Obrador no sólo es el gobierno más corrupto de la historia, sino el que con mayor impunidad violenta la Ley Suprema.
2.- Además se añaden al expediente también abierto de la “Casa Gris”, que terminó por derribar el factótum de que el de AMLO era el gobierno de la “honestidad valiente”.
Corrupción que se hará más cruel, cruda y clara una vez que los ojos y las miradas del mundo se enfoquen en los antecedentes de la destrucción del NAIM y la opaca corrupción del Aeródromo Felipe Ángeles.
3.- Esa corrupción y la colaboración secreta de no pocas empresas de origen venezolano en la nueva terminal aérea terminarán por confirmar que el Aeródromo Felipe Ángeles también sería usado para el tráfico de drogas; posibilidad que ya se plantean en el gobierno de Biden.
4.- Además, claro, de que con las revelaciones de Julio Scherer Ibarra, los opositores al gobierno de AMLO tendrán a la mano un nuevo flanco de ataque y denuncia por la descomposición del Estado mexicano y sus instituciones, ya que más que nunca queda al descubierto el proceder mafioso del gobierno federal y la impunidad con la que se conduce el presidente.
5.- Y es que a pesar de lo escandaloso de los señalamientos de Scherer Ibarra, la respuesta del presidente mexicano fue la única posible; la opacidad, la parcialidad y, sobre todo, la impunidad para sus colaboradores y para los primeros círculos de su gobierno.
6.- Y si bien es cierto que el montaje de escándalo por la inauguración del Aeródromo Felipe Ángeles le quitó los reflectores a la denuncia de Scherer, también es cierto que se trata de “una raya más al tigre” de un gobierno que en poco tiempo acudirá a un encuentro bilateral con el presidente de Estados Unidos, en donde toman nota no sólo de la potencial edificación de un aeródromo al servicio de las bandas criminales, sino de “la nueva mafia del poder” que opera en Palacio para violentar la ley.
7.- El mensaje de Scherer al mundo es que en México existe un presidente que gobierna no a partir de la ley sino de ocurrencias y, sobre todo, de operadores que someten a Los Tres Poderes de la Unión y que violentan a su gusto la Constitución.
8.- Y el mensaje central, como ya se dijo arriba, es para la señora senadora, Sánchez Cordero y para el señor fiscal, Gertz Manero, a quienes el hijo del fundador de Proceso manda decir: “no se metan conmigo, ya que tengo toda la información sobre sus transas”.
Así la guerra civil que denunció Julio Scherer Ibarra en Palacio; una batalla que exhibe a un presidente que no controla ni su propia casa.
Al tiempo.