Diferencias entre un estúpido y un idiota
Para quienes usamos Twitter regularmente sabemos que esta red ha sido, en muchas ocasiones, tachada de ser el basurero tóxico de las opiniones en internet, sin embargo esto no fue siempre así, en un principio, cuando tan sólo se aceptaban 140 caracteres la rapidez de la información y la capacidad para condensar una idea con pocas palabras fue la característica principal que popularizaron a los tuits.
A pesar de todo, y de todos, Twitter ha sido una red social en donde una mayor cantidad de voces han encontrado cabida, desde las posturas más tibias, hasta los radicales más radicales del barrio; desde los pronósticos del fútbol de domingo, hasta los conflictos armados en Ucrania.
La empresa que hasta hace muy poco era dirigida por Jack Dorsey, se ha visto envuelta en muchos escándalos, principalmente ante la regulación, o la falta de ésta, frente a las hordas interminables de bots, trolles y desinformación que han aumentado con el paso de los años.
Algo que caracteriza, o ha caracterizado, a twitter es la información en el momento y aunque la masa de la población no es fiel creyente de la utilidad de esta red social, entre el llamado círculo rojo y medios de comunicación, han encontrado una fuente de noticias en tiempo real.
Hoy el multimillonario, polémico, influencer y empresario Elon Musk ha cumplido lo que en algún momento dijo que haría; compró twitter. Con un precio de 44,000 millones de dólares, Musk buscaría volver a twitter una empresa privada, sacando a la empresa de la bolsa, para no tener que pedir permiso a una junta directiva a la hora de la toma de decisiones.
Dentro de las “promesas de campaña” que manejó Musk hasta antes de la adquisición de esta red social, se encontraba la tan anhelada función de edición de tweets, la implantación de un algoritmo de código abierto para transparentar el funcionamiento de la red social, pero sin duda el tema que más ha acaparado los reflectores y levantado cejas de sorpresa, es el discurso que Musk ha construido en relación al “respeto de la libertad de expresión”.
El que ostenta el título de dueño de la plataforma de tuits al momento cree que la red social es similar a una plaza pública y que se tienen que respetar todas las posturas y discursos sin importar que suceda.
Sin embargo, toda esta alegría y “buenaondismo” que Musk propaga con tuits serán eclipsados por las preocupaciones que Amnistía internacional, así como Human Rights Watch compartirian inmediatamente, ya que la postura y el rumbo que ha prometido Elon generarían impactos que podrían ser devastadores. Twitter es una caja de resonancias inmensa en donde los discursos de odio se distribuyen con una vitalidad increíble y que muchas ocasiones tiene impactos en la vida real.
El dar un cheque en blanco a todas y todos bajo el discurso de una libertad de expresión “absoluta” va a generar que nadie se haga cargo de lo que se publica o no. La solución más lógica podría ser abandonar la red social, el gran problema es que al derrumbar las barreras regulatorias, sería el pretexto ideal para que delincuentes y personas que existen en redes sociales para hacerle daño a los demás entren a twitter y construyan un espacio nuevo.
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