Llora, el país amado…
Tigres de Arena
“La paz reinará otra vez entre dos períodos de guerra; las palabras libertad, humanidad y justicia recobrarán aquí y allá el sentido que hemos tratado de darles. No todos nuestros libros perecerán; nuestras estatuas mutiladas serán rehechas, y otras cúpulas y frontones nacerán de nuestros frontones y nuestras cúpulas; algunos hombres pensarán, trabajarán y sentirán como nosotros; me atrevo a contar con esos continuadores nacidos a intervalos irregulares a lo largo de los siglos, con esa intermitente inmortalidad”
Fragmento de “Memorias de Adriano”, Margarita Yourcenar. El Partido Revolucionario Institucional cumplió el pasado sábado 94 años de existencia. Quienes formamos parte de esta institución nos dimos cita en el auditorio Plutarco Elías Calles de la sede nacional y celebramos emotivamente un nuevo aniversario de nuestro partido. En este contexto, vale la pena compartir algunas reflexiones.
La Guerra de Independencia, la Guerra de Reforma y la Revolución Mexicana son movimientos que el PRI llevó a su ideología y el sistema político mexicano que se edificó desde principios del siglo 20 descansa sobre estos tres pilares.
Mayor relevancia cobra en la actualidad el reinterpretar en específico el fenómeno revolucionario, ya que al interior del PRI conviven por lo menos cinco o seis generaciones diferentes que se han inspirado en los ideales de la revolución para desarrollarse política y profesionalmente.
La justicia social, el reparto agrario y la conquista obrero-laboral, de acuerdo a cada interprete, pueden defenderse o criticarse pero habrá una puesta en común en que son los fundamentos ideológicos que dieron nacimiento al PRI que hoy se conoce.
Los intérpretes cambian, las conclusiones se comparten y la reflexión colectiva fortalece y enaltece. Debo remarcar, la historia de México no es patrimonio exclusivo de una sola persona, ni de un gobierno, ni de un grupúsculo; la historia nacional es patrimonio de todos los mexicanos.
En tiempos en que se cuestiona el carácter de “revolucionario” del PRI, sólo puedo decir que los ideales de democracia y justicia social se encuentran tan vigentes como vivos. Mientras haya regidores, presidentes municipales, diputados y gobernadores priistas que los desarrollen en sus agendas, los ideales de la Revolución Mexicana se mantendrán con vida. Por ello, el PRI fue, es y seguirá siendo revolucionario más allá de las críticas y los ataques que buscan dañar su nombre.
Si bien vivimos tiempos en que los próceres y los héroes no pasan de ser imaginería de una administración federal tan oscura como vacua, el PRI desde su rama cultural ha defendido durante estos años las instituciones culturales que tanto trabajo costó construir. Los gobiernos priistas son los que a la fecha han cimentado y fortalecido el sistema cultural de nuestro país y debemos sentirnos orgullosos de ello.
Asimismo, basado en la teoría orteguiana de las generaciones sistematizada por Julián Marías, noto que las generaciones de la creación, la conservación, la crítica y la ruptura coexistimos al interior del PRI, haciendo converger nuestros ideales y nuestros anhelos. La suma de nuestras percepciones moldean la actualidad de nuestro Partido y le dan su rumbo. Ni vieja ni nueva guardia, quienes militamos en el PRI somos la guardia permanente, todos unidos sin distingos.
De igual forma, el PRI se ha abierto a la sociedad civil y a las alianzas, dejando en claro su capacidad de evolución y para leer la realidad que atraviesa México y su gente. La demanda por acabar con la polarización oficialista es una muy sentida y el PRI ha decidido atenderla y en los hechos demostrar que está a la altura de la exigencia.
Desde mi óptica, considero que el fenómeno histórico no es de carácter cíclico, en su Historia de la Eternidad, el maestro argentino explica que cada momento es único e indiscernible. Cada suceso influye al que le sigue pero ninguno se repite o replica en su totalidad. Ni transformaciones ni evocaciones del pasado, todos los días no sólo los priistas sino todos los mexicanos trazamos nuestro destino, cada decisión determina nuestro avenir. No hay poder fáctico que pueda rehacer ni reescribir la historia a conveniencia, ni tampoco vanidad y egolatría que logre tal proeza. Para concluir con esta serie de pensamientos, sólo queda ratificar el carácter no sólo de fenómeno político sino también de fenómeno cultural que tiene el Partido Revolucionario Institucional. La transmisión de su legado entre generaciones y la trascendencia de sus obras lo colocan en el imaginario de los mexicanos; para entender el México moderno se debe ineludiblemente entender el fenómeno del PRI.
El Partido Revolucionario Institucional seguirá en el futuro próximo, como lo ha hecho siempre, propugnando por la vida en democracia y en concordia para cada uno de los ciudadanos de este país.
Bismarck Izquierdo Rodríguez
Secretario de Cultura del CEN del PRI
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