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· La lección se tituló Zacatecas: Las desapariciones y sus múltiples contextos.
· Hasta el 24 de febrero de 2023, se registraron 3 mil 407 personas desaparecidas y no localizadas, más mil 855 que después fueron encontradas.
La pelea por el territorio entre diferentes grupos del crimen organizado y un sistema de alianzas oportunistas, entre los remanentes del grupo de los Zetas y el Cartel del Golfo, generaron “una nueva geografía de la violencia” que convirtió a Zacatecas en un estado de desaparecidos, desde 2007 a la fecha, sostuvo el antropólogo social Claudio Lomnitz, miembro de El Colegio Nacional, al dictar la segunda lección de su curso Antropología de la «zona de silencio».
Con el título Zacatecas: Las desapariciones y sus múltiples contextos, Lomnitz habló de manera presencial en el Aula Mayor, transmitida a través de las redes sociales de la institución.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas, al 24 de febrero de 2023 había en Zacatecas tres mil 407 personas desaparecidas y no localizadas, más mil 855 personas desaparecidas que posteriormente fueron localizadas, pero resulta imposible calcular el subregistro de desapariciones en el estado; “al día de hoy, lo que tenemos como dato duro es este registro y es con él que debemos operar hasta el día en que todos los familiares desaparecidos se animen a denunciar cada una de las ausencias”, advirtió Lomnitz.
El colegiado afirmó que los años posteriores a los Zetas, Zacatecas fue un poco “más pacífico”, sin embargo, “esa misma pérdida de control de una sola organización llevó a más matanzas entre los grupos de las que había cuando los Zetas eran los dueños y señores de todo el territorio zacatecano”.
Con el tiempo, “la pelea por el territorio comenzó a parecer más un juego de damas chinas. Ningún cartel podía controlar todo el territorio y ningún cartel podía permanecer indiferente ante la posibilidad de que el otro lo controlara”.
“El desgaste generado por las incursiones de las fuerzas armadas y por las guerras entre organizaciones generó una parcelización entre las grandes organizaciones, algunas de las cuales perdieron mucha de su capacidad de mover drogas en el mercado internacional, y tenían a veces que conformarse con moverla en el mercado interno, robar mercancía y cobrar derecho de piso”, explicó.
El juego de damas chinas, recordó, “se basa en alianzas que combinan organizaciones grandes con otras menores y donde la competencia o la guerra es de unas alianzas contra otras; así, el cartel de Sinaloa salió en Zacatecas con los remanentes de los Zetas: irónicamente, el Cartel del Noroeste y el de los Talibanes, mientras que el Cartel de Jalisco Nueva Generación está aliado a lo que queda localmente del Cartel del Golfo”.
“Este sistema de alianzas oportunistas, con poderes locales más o menos frágiles, ha aumentado la violencia y ha generado una nueva geografía de las violencias; es este, en resumen, el contexto estratégico militar en el que se han venido dando las desapariciones en Zacatecas, de 2007 a la fecha”, sostuvo el colegiado.
Militarmente clave
La llegada de los Zetas a Zacatecas, señaló Lomnitz, difiere entre 2002 y 2007: “La mayoría da como fecha de entrada el momento de la irrupción violenta de la organización, alrededor de 2007, cuando Iván Velázquez Caballero, alias El Talibán, fue nombrado jefe de la plaza por Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, dirigente, junto con Heriberto Lazcano, de toda la organización de los Zetas”.
A pesar de esas fechas, en entrevista con el periodista Alfredo Valadez, un exmando Zeta afirmó que la organización ingresó al estado “de manera subrepticia y menos violenta desde el 2002, es decir, pocos años después de su formación. Como sea, todos coinciden en que la gran violencia zacatecana inició con los Zetas, alrededor del año 2007”.
Lomnitz mostró una serie de gráficas que demuestran que la desaparición de personas era prácticamente desconocida en el estado antes de ese año. “La línea está en uno o dos desaparecidos desde los años 70 y empieza a verse el fenómeno en el año 2007-2008 y después ya no deja de existir”.
Pero ¿qué convirtió a Zacatecas en un estado de desaparecidos?, cuestionó el colegiado. “La economía general del estado no parecería explicar por qué Zacatecas pudo resultar ser un espacio tan importante para las organizaciones criminales. Hay ganadería y una agricultura rica en algunas partes del estado, hay una minería muy importante que sí podría ser un foco de atracción para el crimen organizado, hay turismo, producción de cerveza, algo de industria ligera del sector ligada al sector automotriz”.
“Pero Zacatecas tiene pocas regiones de gran producción de marihuana o amapola. La violencia ahí procede de la economía de los laboratorios de producción de cristal o fentanilo, que tampoco parecen ser el objeto central de los conflictos violentos que conllevan a las desapariciones”, apuntó.
La población explica que Zacatecas se volvió atractivo para el crimen organizado porque es clave para “controlar carreteras estratégicas y poder regular el trasiego de drogas desde otras regiones. Es plausible, pero con una consideración cautelar”.
“Pasar por Zacatecas no es indispensable para llegar a las diversas regiones productoras en la frontera con los Estados Unidos, sino que se trata de una alternativa entre algunas otras. Para comprender cómo y por qué se convirtió Zacatecas en un territorio estratégicamente indispensable, es necesario combinar las consideraciones respecto a su red de carreteras con otros factores y, para eso, sirve irse a los inicios de la gran violencia zacatecana, es decir, al momento de la invasión realizada por los Zetas, alrededor de 2007, durante el gobierno de Amalia García”, dijo.
La toma de Zacatecas “arrancó con ataques frontales al gobierno, el asesinato de seis policías federales y un municipal en Jerez, en diciembre de 2007, y un año después, el asalto al Cereso de Cieneguillas para liberar a 53 Zetas que estaban presos”. En esos primeros años, “las desapariciones también empezaron a ser un fenómeno visible en la estadística con ocho desapariciones denunciadas en 2007 y 31 en 2008”.
Los Zetas, sin embargo, un grupo militar que inicialmente carecía de redes propias para realizar el narcotráfico, se fortaleció con el debilitamiento del Cartel del Golfo, tras la captura de José Alfredo Cárdenas, en 1999, y el envalentonamiento del Cártel de Sinaloa, “que quiso aprovechar la circunstancia para arrancarle el control de Nuevo Laredo a ese cartel”.
“Los Zetas optaron por independizarse del Cártel del Golfo y comenzó la guerra entre ellos. La guerra de los Zetas contra el Golfo, en una parte, y contra Sinaloa por la otra, los llevó a desarrollar una estrategia militar que no habría existido antes en la historia del narcotráfico mexicano”. Poco a poco, y aprovechando las fracturas entre el resto de las organizaciones, los Zetas fueron ganando terreno.
“La fractura del Chapo y los Beltrán Leyva le abrió otra posibilidad de entrada a los Zetas a los puertos del Pacífico, pues los del Beltrán Leyva controlaban Nayarit, Colima y Acapulco y es justamente en este contexto que Zacatecas se vuelve estratégicamente crucial. Controlar el estado no significaba únicamente el control de sus carreteras como posibles vías alternas a la frontera norte, sino que metía una cuña entre el Cártel de Sinaloa y sus principales aliados, es decir, la Familia Michoacana en el sur, y el Cártel del Golfo en el noreste”, explicó.
La Cruz Zeta
La estrategia es conocida por algunos analistas como la Cruz Zeta. “La idea parte del hecho de que los Zetas fueron una organización construida por militares altamente entrenados y no por narcotraficantes, por lo tanto, los Zetas pensaban como militares, es decir, manejaban la violencia con miras estratégicas y no únicamente a manera de metas, digamos, inmediatas”.
“La llamada Cruz de los Zetas fue una estrategia que buscaba tomar una serie de territorios contiguos, varios de los cuales no eran en sí mismos tan excepcionales, ni tan importantes para el narcotráfico, por carecer de puertos en unos casos y por no ser zonas demasiado productivas en otros. Para mantenerse territorialmente, querían estos territorios contiguos, para mantener territorialmente aislados a sus principales enemigos, que eran el Cártel de Sinaloa, e impedir que crecieran la familia Michoacana y el Cártel del Golfo”, resumió.
Específicamente, “la llamada Cruz Zeta era una línea trazada de este a oeste, que iba de Tampico a Durango, pasando por los estados, hasta entonces relativamente pacíficos, aunque no sin crimen organizado de San Luis Potosí y Zacatecas, y otra línea de norte a sur, arrancando desde su base, desde la base de los Zetas, en Nuevo Laredo, y pasando de nueva cuenta por Zacatecas, es decir, Zacatecas está exactamente en el punto de cruce de estos dos ejes, para entrar a Jalisco hasta llegar a Colima”.
El curso La antropología de la «zona de silencio» continúa el lunes 13 de marzo con ¿Qué es una zona de silencio?; un día después, el martes 14 de marzo con la lección Aproximación a una geografía del rumor, la noticia y el silencio; el miércoles 15 de marzo con Las fiscalías, la verdad jurídica, y la zona de silencio y el jueves 16 de marzo, con la lección 6, titulada Preguntas y estrategias de investigación.
La cátedra «Zacatecas: Las desapariciones y sus múltiples contextos», dictada y coordinada por Claudio Lomnitz, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx.