Cortinas de humo
LA X EN LA FRENTE
Podemos entender por oratoria forense a la habilidad de los abogados para expresarse eficazmente en el foro.
A muchos podrá pareces un anacronismo o un término en desuso.
Lo cierto es que hoy cada vez más escuelas de derecho la incluyen como materia de n sus planes de estudio por una razón lógica: el proceso judicial tiende cada vez más a la oralidad.
Y es una tendencia irreversible, con todo y sus inconsistencias.
Inició con el proceso penal en lo que hoy llamamos nuevo proceso penal acusatorio, que trajo consigo los juicios orales en los cuales Oaxaca fue pionero.
La misma ruta están tomando las materias civil, familiar y mercantil, y detrás de ellas vienen las demás .
De modo tal que una de las competencias que habrán de desarrollar ineludiblemente los nuevos abogados es precisamente la oralidad .
El mundo de la abogacía es el mundo de la argumentación. Y si en el pasado inmediato la argumentación se reducía al estudio de buen razonamiento del juez en sus sentencias; y su perspectiva era eminentemente escrita, hoy las cosas están cambiando y hay que desarrollar habilidades de argumentación oral.
Ello implica aprender a hablar en público.
Los buenos abogados deben ser buenos oradores y consecuentemente buenos líderes.
En la escuela de derecho de la Benemérita Universidad de Oaxaca se enseña ya como materia “retórica y oratoria forense” que se traduce en enseñar y aprender la argumentación jurídica oral.
Ello implica no solamente su dimensión adjetiva que tiene que ver con cualidades como la voz, el ademán, la elocuencia o la presencia, sino además con aquello que debe estar presente siempre a la hora de argumentar: la racionalidad.
El centro de la oratoria forense son los argumentos, lo demás sin ser accesorio, se integra como un todo a la persona del abogado orador.
Un abogado que sepa hablar en público tendrá muchas más posibilidades de éxito profesional que quien no sepa hacerlo.
Pero pareciera que esto no termina de entenderse y seguimos enseñando la abogacía tradicional. En los tribunales, las fiscalías, las universidades, los gobiernos y los parlamentos necesitamos juristas que sepan comunicar eficazmente , que pongan la palabra hablada al servicio de la academia, de la libertad, de la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común.
*Magistrado de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.