Llora, el país amado…
Es fácil confundir la sucesión en la conducción de la “cuarta transformación” con la entrega absoluta del poder político, efecto que busca López Obrador para continuar mandando el mensaje del inevitable triunfo de MORENA en 2024.
Una lectura del espectáculo que montara y publicitara ampliamente López Obrador para “entregar el bastón de mando” a la corcholata que impulsó desde siempre y que terminó, como se esperaba, siendo ungida como candidata de MORENA a la presidencia de la República (dejémonos de eufemismos), es que a partir de ese momento el poder político pasó ya a Claudia Sheinbaum, que ella es desde ese momento la presidenta.
En efecto, el bastón de mando, arraigado en diversas culturas indígenas de México, es considerado un símbolo de autoridad suprema que, tanto desde una perspectiva espiritual como política, el bastón refleja la máxima autoridad en el marco de la organización comunitaria. En ese sentido, es fácil confundir la sucesión en la conducción de la “cuarta transformación” con la entrega absoluta del poder político, efecto que busca López Obrador para continuar mandando el mensaje del inevitable triunfo de MORENA en 2024.
Todo ello forma parte de la respuesta del morenismo ante una nueva percepción colectiva que la ineficacia de López Obrador para disminuir la inseguridad ha provocado que nazca y se fortalezca, de que la oposición puede ganar las próximas elecciones.
La pregunta que todos nos hacemos es ¿quién representa a la oposición? La señora “X”, rodeada por los pillos del PRI, los júniors del PAN y los dueños de lo que queda del PRD, no puede transitar ante quienes permitieron la llegada de López Obrador a la presidencia, precisamente como castigo a todo lo que ella representa. La oportunidad del “Frente Amplio” de convencer a los ciudadanos que no militan en los partidos que lo conforman, se perdió cuando no los incluyeron en el desaseado proceso para designar a su candidata a la presidencia (de nuevo, dejando atrás los eufemismos).
Lo he venido sosteniendo desde hace ya mucho tiempo: la ruta para detener la destrucción del país y para reencuzarlo con miras a un mejor futuro para la mayoría de los mexicanos con derecho al voto, son los candidatos independientes, hombres y mujeres sin compromisos con dirigencias partidistas abusivas y antidemocráticas, como las de los partidos del Frente, que mediante acuerdos de cúpula definieron su candidatura; candidatos independientes comprometidos únicamente con las mexicanas y los mexicanos.
El 8 de septiembre el INE registró mi candidatura a la presidencia de México. Hay que reunir firmas de apoyo y en eso centraré mis esfuerzos en los próximos tres meses en los que habré de volver recorrer estados y municipios, para pedir el apoyo de todos los que estamos cansados de la inseguridad, de la violencia, de la incapacidad del gobierno para ofrecer espacios de trabajo para todos promoviendo la inversión y no regalando dádivas que no resuelven la pobreza y solo la administran, del nulo respeto al estado de derecho en todos los órdenes, empezando desde Palacio Nacional y llegando al último de los militantes morenistas.
En el camino seguirémos construyendo juntos un plan para el próximo gobierno que surja desde los rincones más apartados y que alcance las grandes ciudades, para que –en unidad— nuestro país alcance el lugar que le corresponde como potencia que debe ser en el marco de las naciones del planeta.
Estoy seguro de que venceremos las trabas, llamadas por el INE “requisitos”, para competir y vencer a MORENA desde mi candidatura independiente. Los candidatos independientes si representamos a la oposición. No solo la oposición al gobierno actual, la oposición a las prácticas de los partidos que han estado al frente del país que no han satisfecho las expectativas de la mayoría de los mexicanos pues solo han servido y siguen sirviendo para el enriquecimiento de unos cuantos.
Hoy te pido tu firma para superar la última traba del INE. Con tu apoyo venceremos a MORENA y caminaremos para construir un mejor país, la floreciente nación que le dejaremos a nuestros hijos.