Cortinas de humo
Apunte diario sobre letras hipnóticas
LA TRAGEDIA DEL POLVORIN DE CHALCHICOMULA, LA MUERTE DE 2000 SOLDADOS DE LA REPUBLICA Y EL EXTRAÑO DON DE LA UBICUIDAD DEL PADRE EPIFANIO ROJO
Capítulo 3
Capítulo 3: El Enigma de la Ubicuidad
El misterio del padre Epifanio Rojo y su don de ubicuidad desafían los límites de la realidad y se sumergen en el reino de lo inexplicable. ¿Cómo es posible que un hombre, nacido a finales del siglo XVIII en Oaxaca, haya sido testigo y actor de tantos eventos históricos cruciales para México? Para comprender este fenómeno extraordinario, debemos explorar en profundidad su vida y su enigmática habilidad.
Capítulo 3.1: El Origen del Padre Rojo
Epifanio Rojo, oaxaqueño de nacimiento, tuvo sus raíces en el Seminario de Oaxaca, donde cultivó su fe y se preparó para el sacerdocio. A medida que creció, el mundo a su alrededor también se transformaba. Nació en las últimas décadas del siglo XVIII, testigo de los tumultuosos tiempos que presenciaron la independencia de México y los albores de una nación en construcción.
Desde su juventud, el padre Rojo se destacó por su compasión y su devoción. Se dice que su corazón estaba imbuido de la misericordia de Dios, lo que lo impulsó a prestar auxilio espiritual a cualquier ser humano que lo necesitara, sin importar su afiliación política o su bando en las batallas. Su vida sacerdotal se entrelazó con los grandes acontecimientos de su tiempo: la independencia, la formación de la República, la Constitución de 1857 y, finalmente, la Guerra de Intervención Francesa.
Capítulo 3.2: El Día del Enigma
El 6 de marzo de 1862, el padre Epifanio Rojo se convirtió en el protagonista de un misterio que desafía toda explicación lógica. En el mismo día en que la colecturía del diezmo de Chalchicomula se convirtió en un infierno de fuego y ruina, él estaba presente en dos lugares al mismo tiempo.
En Chalchicomula, el padre Rojo emergió como un ángel de misericordia, brindando auxilio espiritual a los heridos y moribundos, y trabajando incansablemente para rescatar a los atrapados bajo los escombros. Sus manos sangraban por su esfuerzo desesperado, pero su devoción era inquebrantable.
Capítulo 3.3: El Enigma Perdura
Sin embargo, el enigma se intensificó cuando se reveló que el mismo día, en Oaxaca, el padre Rojo había celebrado misas en diferentes lugares, compartiendo su bendición con fieles y brindando consuelo a los necesitados. La correspondencia entre el General Ignacio Mejía y el General Porfirio Díaz dejó un registro histórico de este fenómeno extraordinario.
Las anécdotas y testimonios de quienes presenciaron estos eventos se convirtieron en leyendas, pasando de generación en generación. El padre Epifanio Rojo, con su don de ubicuidad, se convirtió en una figura inmortal en la historia de México, un faro de fe y compasión en un mundo marcado por la violencia y la incertidumbre.
Este enigma, arraigado en el misterio y lo inexplicable, continúa desafiando nuestra comprensión de la realidad. La historia del padre Rojo, un hombre que estuvo presente en dos lugares al mismo tiempo en un día fatídico, sigue siendo un recordatorio de que el mundo está lleno de maravillas y secretos que aún esperan ser descubiertos.
Capítulo 3.4: El Testimonio Incuestionable
Los actos extraordinarios del padre Epifanio Rojo no se limitaron a la atención espiritual y la ayuda en el rescate de víctimas. Su capacidad de estar presente en diferentes lugares el mismo día es un enigma que desafía toda explicación lógica.
Según documentos históricos y testimonios que han sobrevivido al paso del tiempo, el padre Rojo celebró misas de manera consecutiva después de la explosión del polvorín de Chalchicomula. Estas celebraciones se llevaron a cabo en lugares distantes entre sí, lo que parece ir en contra de las leyes de la física y la ubicuidad.
Capítulo 3.5: Las Misas de un Hombre Singular
El 6, 7, 8, 9 y 10 de marzo de 1862, el padre Rojo ofició misas en lugares que quedaban a kilómetros de distancia unos de otros. La misma tarde del fatídico 6 de marzo, en medio del caos y la desolación de Chalchicomula, él compartió un momento de paz al tomar chocolate con la familia Maza, relacionada con el presidente Juárez. Esto es, brindaba auxilio en el lugar del desastre y a su vez estaba en la ciudad de Oaxaca, al mismo tiempo y a más de 400 kilómetros de distancia.
Pero la historia no termina aquí. Años después, cuando el General Ignacio Mejía compartió este asombroso relato con el General Porfirio Díaz, surgieron detalles que ponían en duda la comprensión de la realidad tal como la conocemos.
En efecto Mejía compartía a Díaz la historia del desastre que él mismo presenció. Más también le contó de la invaluable ayuda del padre Rojo. En ese entonces Díaz ya había Sido presidente y regresó a Oaxaca a ser Gobernador. Esto sucedió en palacio de gobierno. En ese momento un oficial de apellido Ballesteros interrumpe a Mejía y le informa de lo extraordinario:
El 06 de marzo, en Oaxaca, falleció el también soldado Ballesteros, padre del informante y compañero de armas de los 2 geberales.
El entonces capitán Ballesteros, oyente de la conversación, cuestionó la autenticidad de la historia. Según él, su padre había fallecido el mismo 6 de marzo de 1862, esto fue por la tarde, y el propio padre Rojo había estado presente para administrarle los sacramentos antes de morir, incluso ofició la misa de cuerpo presente el 7 de marzo, esto a las 7 de la mañana en La Merced, y realizó los rosarios los 9 dias del 7 a las 6 p.m al 12 siempre a las 6 p.m. y ayudó a levantar la cruz, a más de todas las actividades propias de su parroquia, tanto Rojo cómo el difunto Ballesteros padre fueron grandes amigos y compañeros de párbulos en la infancia virreynal de la entonces San Marcial Oaxaca. Posteriormente Ballesteros hijo les llevo evidencias de lo dicho. Mejía tomó el asunto como propio y recolectó evidencias cartulares y testimoniales de los sobrevivientes del polvorín de la colecturía del Diezmo de Chalchicomula de Sesma, acervando una gran cantidad de documentos.
Por algo aquello llamado «iglesia» que no es mala, algunos de sus hijos si, han borrado toda evidencia al respecto, recordemos que el padre Rojo no distinguía, cómo buen cristiano, entre conservadores y liberales, y que era entrañable amigo de ambos bandos. Hay que tener el alma muy grande para no sucumbir a lo temporal y humano.
Final
Capítulo 3.6: El Enigma Persistente
La serie de cartas que se intercambiaron el General Mejía y las familias involucradas confirmaron los hechos y la veracidad de los testimonios. El padre Epifanio Rojo, sin lugar a dudas, estuvo presente en el lugar del polvorín de Chalchicomula al menos desde el 6 de marzo hasta el 12 de marzo de 1862, según los recuerdos de los sobrevivientes.
Incluso aquellos que lo vieron recordaban sus manos ensangrentadas por haberse sumado al esfuerzo de rescate, removiendo escombros y piedras para rescatar heridos y darles una cristiana sepultura.
Este fenómeno, aparentemente imposible, se repitió en varias ocasiones en la verde Antequera, involucrando a diversos personajes y sacerdotes, quienes compartieron el asombroso don de ubicuidad del padre Epifanio Rojo.
Este enigma, perdido en los anales de la historia, continúa desafiando la comprensión humana y dejando una marca indeleble en la memoria colectiva de México.
La vida y los actos del padre Rojo, con su don de ubicuidad, nos recuerdan que la realidad es mucho más misteriosa de lo que podemos imaginar, y que, a veces, la fe y la devoción pueden trascender los límites de lo posible.
Con afecto
Si usted considera que estas letras son de interés, le pedimos humildemente que las comparta con sus contactos, amistades y grupos.
®
Urdiales Zuazubiskar fundación de letras hipnóticas A. C.
©
❤️❤️❤️❤️❤️