Revisitar al pasado
Desde aquellos negados por la modernidad de más de quinientos años de historia, sujetos a políticas de dominación y manipulación. El nuevo gobierno que proponemos no tendrá palabra propia, un propio lenguaje, sino acatará el lenguaje de los ciudadanos, de las categorías sociales que existen en nuestro territorio, por cierto, un lenguaje diverso.
Ya basta que los mexicanos estemos sometidos a decisiones o pensamientos de unos cuantos egos, cuya consecuencia ha sido vivir en atraso de siglos. Así, no solo se trata de liberar a los mexicanos, sino que también liberarlos de dominadores políticos, de autoritarismos y de pensamientos únicos.
En la construcción del México independiente que se debe de asumir, es a partir de una ética de la vida humana, de la dignidad, del pleno respeto de la naturaleza, del cuidado de sus productos como el agua, el oxígeno, de sus bosques y de su fauna. México y los mexicanos merecen vivir a plenitud todas las libertades con responsabilidad, con gran sentido de humanidad y de cuidado ambiental.
El primer Acuerdo implica, siempre, construir a México en las libertades, en las diversidades de sus pueblos y comunidades indígenas y no indígenas, a partir de ellas, buscar la justicia social para los menos afortunados de la vida.
El segundo Acuerdo fue constituirnos en una República Democrática que permitiese la intensa participación de los ciudadanos en las decisiones públicas, que evitara el posible divorcio entre representante y representado, que no se permitiese el gobierno de personajes con ínfulas monárquicas, que el gobierno de los hombres se sustituyera por el gobierno de las leyes y con pleno apego a la ética de la responsabilidad que modera la ética de la convicción. La República democrática reconocida en el artículo 40 de nuestra Constitución General, nos compromete hacerla efectiva y anular su simulación constante.
El tercer Acuerdo consistió en el reconocimiento de la diversidad de la sociedad mexicana. El crisol de formas de vida y de culturas existentes en el territorio nacional, obligaban la institucionalización del Federalismo, como sociedad de sociedades, comunidad de comunidades.
La distribución del poder que significa el Federalismo, es el camino más razonable para evitar la concentración del poder en una mano o en pocas manos, es en resumidas cuentas evitar dictaduras, autoritarismos y oligarquías de poder que tanto daño han causado a la humanidad entera y por obvias razones a nuestra patria.
El cuarto Acuerdo en lo Fundamental de estos patriotas mexicanos fue el establecimiento del Estado laico, un Estado confesional es una contradicción en todo proyecto político que privilegie las libertades, un Estado de dogmas es contrario al Estado de Democracia Republicana. Un Estado fundamentalista es la negación de la diversidad de creencias de los mexicanos. El Estado mesiánico es una falsa salida para nuestro país. Los mexicanos deben de reafirmar los acuerdos históricos de nuestros primeros emancipadores. Ni un paso atrás de un México de libertades, de igualdad de oportunidades y de mérito; de un México democrático y republicano; de un México federalista a plenitud; de un México en donde el
poder político tenga su esencia en la razón, en las leyes y en los derechos humanos.
En estos momentos aciagos de nuestra vida republicana y democrática, momentos de definiciones, ni un paso atrás en la construcción democrática de nuestro país, respetando su pluralidad y diversidad el sendero de su futuro se observa ancho y generoso.