Diferencias entre un estúpido y un idiota
Cada invierno lo más seguro es que nos agripemos, incluso más de una vez. Hace más frío, estamos más tiempo en lugares cerrados y mucha gente a nuestro alrededor se va agripando a medida que termina el año y comienza el siguiente. Aunque es algo tan frecuente que ya casi ni pensamos en ello, vale la pena repasar lo que ocurre con las infecciones respiratorias estacionales para intentar prevenirlas y estar mejor preparados para enfrentar las complicaciones que sin falta se presentan, sobre todo en los más vulnerables: niños pequeños, adultos mayores y personas con comorbilidades.
Lo más frecuente es el resfriado común. Estornudos, moqueo, congestión nasal, ardor en la garganta, dolor de cabeza, febrícula, cuerpo cortado, síntomas que son más pronunciados durante los primeros tres días de la enfermedad pero que pueden durar una semana o más. Aunque no es una enfermedad grave, constituye una de las principales causas de ausentismo laboral y escolar. Está causada por alguno de un grupo de más de 200 tipos virales, pertenecientes principalmente a las familias de los rinovirus, los coronavirus, los adenovirus, los virus de parainfluenza y el virus sincicial respiratorio. Esta temporada, los epidemiólogos nos alertan particularmente sobre este último, que comenzó a circular tempranamente y que seguramente será el causante de un número elevado de las infecciones respiratorias durante estos meses. Hay que tener cuidado porque el virus sincicial respiratorio es una de las causas más frecuentes de infección en niños pequeños y tiene una tendencia a agravarse en forma de una neumonía que pone en peligro la vida del pequeño.
La influenza, que conocemos propiamente como gripe, es una infección de instalación súbita, con un mayor ataque al estado general y potencialmente más grave. Afecta la mucosa nasal, la garganta, los bronquios e incluso, en algunos casos, los pulmones. Comienza con fiebre elevada, dolores musculares, dolor de cabeza, tos seca, dolor de garganta y congestión nasal, además de que puede acompañarse de malestar gastrointestinal y diarrea. El virus de la influenza, incluyendo el tipo A(H1N1) que provocó la pandemia de 2009, se transmite con mucha facilidad y con frecuencia se disemina en forma de epidemias estacionales. La mayoría de los enfermos se recuperan en una o máximo dos semanas, pero, otra vez, en los grupos vulnerables se puede complicar con una neumonía e incluso provocar la muerte.
No podemos dejar de hablar de otro virus que se ha incorporado a la lista de las infecciones estacionales: el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19. Sigue estando presente, si bien de manera endémica, es decir que se va a estar presentando de manera habitual y no como epidemia. Es cierto que las variantes del virus que circulan actualmente son menos letales que aquellas que circularon al comienzo de la pandemia, pero también es cierto que estas variantes son más contagiosas. Podemos esperar un aumento de los casos durante esta temporada y es importante tomarlo en cuenta para prevenir la infección lo mejor que podamos, ya que de todos modos sigue produciendo casos graves y fallecimientos.
Todas estas infecciones respiratorias provocadas por virus tienen el común denominador de que no contamos con un tratamiento específico y verdaderamente efectivo (los antibióticos, hay que decirlo una y otra vez, no tienen efecto alguno sobre estos microorganismos). Por ello, la manera de abordarlas desde el punto de vista de la salud pública es a partir de la prevención. Aprendimos mucho en esta materia a raíz de la pandemia de COVID-19 y podemos aplicar esas lecciones en esta temporada invernal: sana distancia, lavado frecuente de manos, uso de cubrebocas en lugares públicos y locales cerrados, evitar aglomeraciones. El clima se va a ir haciendo cada vez más frío y además vienen las fiestas de fin de año, por lo que estas medidas, que se difundieron en mitad de una crisis mayúscula, también pueden tener gran relevancia en tiempos de la nueva normalidad que ya estamos viviendo.
En esta temporada invernal me preocupan sobre todo nuestras personas vulnerables: los niños más pequeños, nuestras abuelitas y nuestros abuelitos, las personas que tienen alguna enfermedad subyacente como la diabetes, la hipertensión o un sistema inmune deprimido. Por ello hago un llamado a que no nos confiemos. Los virus estacionales están aquí y seguirán circulando durante meses, por lo menos hasta marzo o abril del año entrante, y está en nosotros hacerles frente con las lecciones de prevención que hemos aprendido. Por una sociedad más sana, más saludable y más solidaria con las personas en riesgo, ¡que viva Oaxaca!
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