Día 21. No maten al mensajero; prensa sin seguridad democrática
Periodismo Trascendente
Mientras el dictadorcillo de Palacio Nacional, por su terquedad, soberbia y evidente pérdida de la realidad, insiste en sostener hasta el final de su sexenio el fracaso de la «política de seguridad» implementada desde hace más de 5 años, de «abrazos y no balazos» en contra del narcotráfico y el crimen organizado, nuestro país, México, se debate entre la vida y la muerte y está convertido en un río de sangre y en cementerio imparable, peor que en sexenios anteriores, incluyendo el del panista Felipe Calderón Hinojosa, que antecedió al priísta Enrique Peña Nieto.
Nada más para que nos demos una idea de lo que ocurre en el país en materia de inseguridad, basta mencionar que tan solo en la primera mitad de este año 2023, se registraron 3 mil 285 crímenes «atroces», según el reporte de Forbes, México.
En el mismo lapso, se consigna que, «además, 265 actos violentos fueron en contra de la autoridad; 209 violaciones agravadas; 157 fosas clandestinas encontradas;134 asesinatos de menores de edad; 126 asesinatos de funcionarios o actores relevantes en materia de seguridad, entre otros muchos más escenificados a lo largo y ancho del país.
Por su parte, «Causa en Común», documentó 34 jornadas de violencia en entidades, dos casos más del número total de entidades del país, más los asesinatos de tres periodistas y dos defensores de Derechos Humanos.
El mismo organismo de «Causa Común», en ese mismo lapso de la mitad de este año, 2023, documentó que de las entidades del país, el estado de Chihuahua fue el que presentó el mayor número de actos de extrema violencia, con un total de 347 registros, entre los que destacan 176 casos de tortura, 46 asesinatos de mujeres con crueldad extrema y 18 masacres.
En este mismo sentido de inseguridad extrema, le siguió Guanajuato, con 282 eventos de este tipo; Baja California, 270; Guerrero, 236; y Morelos, 184 atrocidades que han enlutado al país.
La organización mexicana consideró que la ciudadanía debe exigir investigaciones sólidas y sumar a los enfoques policiales y sociológicos, los aspectos psicológicos.
A esta consideración, nos sumamos nosotros, desde esta plataforma digital y desde este espacio periodístico de Opinión, desde donde exigimos seguridad para los más de 126.7 millones de mexicanos, que directa o indirectamente, estamos a expensas de la inseguridad y de las bandas de criminales y narcotraficantes que se han apoderado impunemente del país. Mientras que, insisto, el directamente responsable de la seguridad de los más de 126.7 millones de mexicanos que estamos en riesgo permanente, tanto en nuestra integridad física y patrimonial, e incluso exponiendo, todos nosotros, la vida misma, se dedica a otra cosa y pierde vil y miserablemente el tiempo, en lugar de gobernar para los mexicanos.
Mientras, que ese, sigue perdiendo el tiempo, en lugar de combatir a través de las fuerzas armadas a la delincuencia y no con abrazos, porque los criminales nos atacan impunemente con balazos, es imprescindible el esclarecimiento de los hechos violentos, en donde han perdido la vida, miles y miles de mexicanos, entre culpables y otros inocentes, convirtiendo al país en un río de sangre incontrolable, porque quienes tienen en su poder al territorio mexicano, son los
narcotraficantes y las bandas de criminales organizados, que sometieron y arrodillaron al gobierno de López Obrador, incluyendo a las fuerzas armadas, al ejército y a las policías de los tres niveles de gobierno como son federal, estatal y municipal.
Estamos en total acuerdo en cuanto a que también «se generen alianzas estratégicas entre la iniciativa privada y pública, así como con la sociedad civil, para construir proyectos de seguridad que respondan a la realidad y a la expectativa de cada región, y que de una vez por todas, den por terminada la política equivocada de «abrazos y no balazos», que no ha dado ningún resultado para los más de 126.7 millones de mexicanos, no así para los narcotraficantes y delincuentes que se pasean con toda impunidad por todo el país, sin ningún recato y sin el más mínimo temor de ser molestados y menos detenidos por ninguna autoridad, porque no hay seguridad, no hay justicia y lo que predomina es la impunidad.