Sorteo especial de Lotería Nacional con billete conmemorativo de la UAM
Ana María Lozada Xochicale
Con Ficciones psicopatológicas. Prensa, locura y literatura en México (1882-1903) –editada por la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)– el doctor José Antonio Maya González busca analizar las representaciones sociales de la demencia en cuentos, novelas y artículos periodísticos durante el tránsito del siglo XIX al XX, dependiendo si el lector es historiador, filólogo o de otras disciplinas.
“Se trata de un trabajo interdisciplinario y quienes se acercan a él se darán cuenta de que tiene múltiples abordajes con un punto en común que es estudiar las representaciones de la locura en la prensa, algunas novelas y cuentos, además de una medicina mental que no llega a ser una siquiatría, pero tampoco una práctica definida sumamente ecléctica respecto de sus elementos teóricos”, indicó el autor durante la presentación, informó la UAM en un comunicado.
No obstante, “es una medicina comprometida con un proyecto de nación que el mismo Porfirio Díaz trataba de implementar; muchos historiadores han argumentado que de alguna manera los médicos se convirtieron en una especie de brazo armado para construir una ciudadanía saludable”.
Ello lleva a preguntar qué participación tuvieron los galenos, escritores y la prensa en todo esto o que “fue fundamental, porque lo que en este texto hallarán que las novelas y cuentos elegidos tienen una función particular, tanto de visibilizar las ideas decimonónicas o finiseculares de la locura, como de poner en circulación una serie de conocimientos en ciernes alrededor de la medicina mental”.
El psicólogo social e historiador precisó que la literatura no sólo fue una propuesta surgida del ingenio y de la mente aislada de un escritor, sino que en realidad tuvo una función muy clara, “además en este libro encontrarán que la prensa también se convierte en fuente relevante –a diferencia de hoy en día cuando son el YouTube o las redes digitales– en el siglo XIX era por excelencia el espacio de propagación de novedades científicas, de discusión de arengas políticas o comunicación de un conjunto de saberes, así como también contribuyó muchísimo al movimiento de conocimiento científico, en especial de la medicina mental”.
“Esa prensa fue esencial no solamente para que los escritores abrevaran o tomaran de ésta muchos de las erudiciones que estaban ahí, sino que jugó un papel importantísimo en la consolidación de un proyecto de nación y ayudó en el posicionamiento del positivismo en amplias capas de la sociedad”, expresó Maya González.
Por tanto, prensa, literatura y demencia se convierten en tres puntos de circulación de la medicina mental, aunque cabe referir que “me llevó cuatro años recopilar obsesivamente poemas y hojas sueltas que en un principio no tenía ni la más mínima idea de para qué me iban a servir”.
Hasta que “me percaté de que todo esto hablaba de psicopatología, personajes enloquecidos o manicomios, lo que me obligaba a abordar con recursos metodológicos diferenciados, pero teniendo como punto en común que la idea, las valoraciones o percepciones de la locura pasan por esos tres registros, que tenían que analizarse como una especie de sistemas”.
“El reto fue sistematizar un montón de información en pocos años en dos bloques: unos escritores que tenían una relación muy cercana con la medicina y otros con cierta resistencia a ésta, pero que la utilizaban para construir personajes patológicos”, explicó el autor.
Al comentar la obra de la División de Ciencias Sociales y Humanidades del campus Xochimilco, la doctora Ana Laura Zavala Díaz, del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que el libro está dividido en seis capítulos y una introducción muy clara, tratándose de “un texto muy ordenado”.
El doctor Oliver Gabriel Hernández, académico de la Universidad Autónoma del Estado de México, resaltó que es un trabajo interesante de cómo se puede hacer historia de un periodo tan complejo para luego conjuntar conceptos que le permiten al autor, como historiador, “tratar de acercarse al vínculo entre la literatura y la sociedad mexicana de esa época en asociación con el tema de la locura”.
En Ficciones psicopatológicas. Prensa, locura y literatura en México (1882-1903) desfilan médicos, escritores, periodistas, poetas y funcionarios públicos que participaron en la construcción de una imaginería patológica mediante opiniones, actitudes y valoraciones en torno a la demencia urbana.–