Cortinas de humo
“De lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso”
Simón Bolívar
Domingo de debate y la semana de guerra sucia. Así se desarrollaron los últimos días en el trajín de quienes compiten por ocupar la silla del titular del ejecutivo federal. Quien no la pasa nada bien, es el actual presidente de la República, cada día es uno menos y los problemas se empiezan a ver cada día más grandes. Hasta el cansancio le reiteran los fracasos de las obras que para ser recordado y no para resolver problemas, se empeñó en ejecutar. A eso súmele el incidente contra nuestra embajada nacional en territorio de Ecuador, seguramente don Simón Bolívar, se dio la vuelta en su sepulcro.
Los incendios en nuestro territorio parecen haberse detenido, sin embargo en las regiones del estado la escasez de agua es evidente. Ríos secos, pozos abatidos, campos tostados por los rayos solares, de las lluvias ni señas. La esperanza es que pronto llueva. Los campesinos miran sus áridas tierras y sus famélicos animales de granja. Hay campesinos que dicen que ya no es temporada de vacas flacas, que ahora se dice que son temporadas sin vacas.
Así transcurren los días para nuestros campesinos, sin quejarse, asumen que nacieron para ser trabajadores del campo, que si sus hijos se fueron hace ya, algunos años, pues ellos seguirán allí en sus campos cuidando la tierra para cuando regresen.
Don Temo, afirma a grito de pulmón sano que, “no le hace ya Dios dirá si le quitan los programas”. Él y su familia tienen en su pared de varas y un cartón con sendos corazón y equis. Afirman que su nieta, se quedó sola y ahora vive con ellos porque, le quitaron las medicinas para el cáncer a su mamá quien murió hace nos meses y que su yerno se lo llevó la pandemia hace tres años. Mientras tomamos agua en una taza de barro, la niña, espigada y famélica, les ayuda a tirarle a guajolotes y pollos un poco de tortilla seca en pedazos pequeños; mientras la abuela Carmen le grita que les guarde un poco para más tarde. Les pregunté si sabían que este domingo era el debate entre los candidatos a presidente de la República. Con ojos angustiados e interrogantes, Temo mira a su esposa quien le indica con señas y en voz muy alta: “el pleito, ese que dicen de los que quieren quedarse en lugar del Andrés”.
Sirva esta anécdota para valorar el esfuerzo por vivir de nuestros mexicanos alejados de la realidad de las ciudades. Qué saben de muertes violentas en el país y que le piden a Dios que allí, en sus tierras, nunca les pase nada. De ese pueblo bueno que ha sufrido la pérdida de familiares que migran en busca de dólares para salvar a su familia de la pobreza. También de huérfanos a consecuencia de la pandemia y por la falta de medicamentos. Entretenidos en alimentar a sus animales con la esperanza de la llegada de la lluvia para sembrar un poco de maíz.