Economía en sentido contrario: Banamex
El grupo en el poder del bien común ha repetido en los últimos días que la mayoría que votó en las recientes elecciones hicieron llegar a quienes ahora son representantes populares como personas y también y sobre todo a lo que denominan sus plataformas políticas, programáticas e ideológicas que justifican entre otras cosas las recientes reformas en materia de la coexistencia social civilizada que modifican al poder judicial federal y de las entidades federativas, la eliminación de sustantivos órganos autónomos, la transformación del órgano electoral federal y de los estados de la república, así como otras reformas que pueden llegar a ser significativas en sus logros como lo es la reforma en materia de Pueblos y Comunidades Originarias y la población Afromexicana.
En la opinión de analistas, académicos e investigadores y sobre todo en varias encuestas de las casas encuestadoras de mayor significancia, sabemos ahora fehacientemente que más del 60% de los que votaron por ellos, desconoce al menos lo que contiene y significa la reforma judicial, así como las consecuencias y resultados que pueden tener para la independencia y funciones de los tres poderes que hasta ahora habían estado vigentes.
Además de ser poco probable que algún gobierno en funciones o aún fuera de su periodo reconozca sus hierros, fallas e insuficiencias, resulta preocupante y alarmante que hayan servidores públicos y gobernantes que de manera cotidiana, repetitiva y asumiendo que sus afirmaciones tiene alguna veracidad o los que las escuchan les creen, hemos visto y oído a alguien que aun en los momentos de mayores índices de inseguridad, asesinatos, ajustes de cuentas, cobro de piso, secuestros y demás atrocidades del crimen organizado, jura y perjura que todo está bien, en paz y que tal o cual entidad o la república avanza por el camino adecuado. Se está normalizando en la percepción pública y no se diga en los medios de gobierno atacar al emisor de una opinión contraria en lo personal señalando sus supuestos errores si que algo se diga o debata sobre los señalamientos, opiniones o enfoques diferentes a los que esos servidores y gobernantes sostiene y sobre todo aplican para los gobernados hayan o no votado por ellos.
Y de manera cada vez más frecuente estamos viendo si no es que enfrentando esas conductas que violentan en lo físico, en lo anímico y en el clima social de tolerancia y pluralidad estirando la liga de la gobernabilidad en lugares que cada día se vuelven más contestatarios, que algunas fuentes del ámbito político, de la sociedad civil y sobre todo de los medios de información señalan la participación de grupos violentos, de organizaciones supuestamente gremiales ligadas de una u otra forma de acuerdo a estas fuentes a los grupos delincuenciales que de acuerdo a medios nacionales y gobiernos extranjeros dominan y controlan más del 30% del territorio nacional. Crímenes crecientes, luchas sangrientas por el control de territorios, expulsión de población originaria y ahora también la represión abierta o simulada, la contencióncon las fuerzas policiacas, la desaparición y asesinato de defensores y lideres populares y las agresiones contra jóvenes normalistas se están multiplicando sin que haya alguna justificación alegato civilizado que por el bien común es necesario terminar so pena de agudizar el clima de enfrentamiento, división y encono que hace poco menos de 16 años convulsionó a la capital estatal y algunas regiones de Oaxaca durante muchos meses en que la población en general sufrió de alguna u otra manera los estragos de un gobierno represor, intolerante y criminal.
Aun cuando las y los ciudadanos que votaron por los que hoy gobiernan algunos conscientes por lo que votaban, otros por diversas causas entre ellas el clientelismo de los programas federales de bienestar al dar credibilidad que si no lo hacían los que triunfaran los iban a suprimir, otras y otros por oportunismo y conformismo propios de las clases medias y altas para no perder sus privilegios, puedan lamentarse de haberlo hecho y tienen al menos dos vías en lo inmediato y ante la polarización de los ánimos sociales: Conformarse y esperar hasta las próximas elecciones para razonar de manera diferente su voto o participar en la diferentes formas de presencia social que por lo que veo ahora se acercan por desgracia a la violencia y la confrontación fratricida y al tipo de gobernar que enfrentamos. Me causa indignación, pesar y motivación a pronunciarme desde mis escritos al ver la forma brutal que un policía golpea y patea a una joven caída e inerme en el suelo ante la huida y atropellamiento de la embestida de sus compañeros y la inmisericorde conducta policíaca. No, así no es, no, así no se puede lograr un clima de tolerancia y pluralidad, o nos salvamos todos o todos perdemos lo mejor que hasta ahora hemos podido lograr.
Gerardo Garfias Ruiz