
Elusiva imparcialidad
La firma de un par de decretos por parte de Sheinbaum, “como respuesta a las demandas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)”, que dieron origen a 24 días de movilizaciones en la Ciudad de México, llevó a más de uno a pensar que, en realidad, se acababa el pretexto para dichas protestas. Nada más alejado de la realidad.
La CNTE ha planteado (y seguirá planteando) su rechazo total a la reforma de 2007 a la Ley del ISSSTE, pues considera que privatizó el sistema de pensiones, eliminando derechos históricos.
Como parte de su rechazo, exigen volver al esquema de pensiones garantizadas por el Estado: regresar al sistema de beneficio definido (donde el monto de la pensión se calcula con base en el salario y los años de servicio), en lugar del sistema de cuentas individuales (donde la pensión depende del ahorro acumulado y del rendimiento financiero).
Un punto central de sus demandas es la edad y los años de servicio necesarios para la jubilación. La reforma de 2007 estableció un esquema escalonado de aumento en la edad mínima para jubilarse, a partir de 2010: de 51 años para los hombres y 49 para las mujeres, hasta llegar en 2028 a los 60 y 58 años, respectivamente.
La CNTE también se opone a los topes en las pensiones y a la fórmula de cálculo basada en el promedio salarial de los últimos cinco años, que consideran injusta frente al promedio de las últimas 250 semanas del sistema anterior.
En cuanto a las pensiones por viudez, orfandad e invalidez, rechazan su eliminación o reducción significativa para los nuevos afiliados bajo el esquema de cuentas individuales.
También se manifiestan en contra de que los recursos de las pensiones sean manejados por las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES), ya que consideran que benefician a la banca y a las finanzas privadas mediante comisiones, y que exponen los ahorros de los trabajadores a los riesgos del mercado.
Las respuestas del gobierno de Sheinbaum fueron consideradas “insuficientes” por los maestros de la CNTE, pero, fieles a sus usos y costumbres, decretaron un receso en la lucha magisterial que ya supera los 45 años.
El tema de la movilidad magisterial —es decir, la posibilidad de cambiar de plaza y de obtener promociones— también formaba parte de las demandas de la CNTE. Esto dio origen a un segundo decreto para formalizar la desaparición de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM), la cual será sustituida por un nuevo esquema que considere las propuestas del magisterio y que garantice procesos transparentes.
Como puede verse, falta mucho para que el magisterio más combativo, agrupado en la CNTE, se dé por satisfecho. La Ley del ISSSTE de 2007 apenas fue modificada en lo relativo al décimo transitorio —que establece las edades de jubilación—, dejando intacto el resto de su contenido. Esta decisión, además, traslada de manera irresponsable parte de la carga financiera al próximo sexenio, sin que ello implique un regreso pleno a las condiciones anteriores a la reforma. Se propone congelar las edades mínimas de jubilación entre 2025 y 2027, y reducirlas a partir de 2034: 55 años para los hombres y 53 para las mujeres.
La CNTE sabe que apenas ha comenzado la lucha contra la reforma de 2007 y que seguir movilizándose y exigiendo al gobierno lo que considera como sus derechos vulnerados por el Estado.
Fiel a su estilo, Sheinbaum presume sus decretos y los promociona desde sus conferencias matutinas como una concesión especial a los maestros, con la cual deberían sentirse satisfechos. Los gobiernos de Morena siguen habitando en un mundo fantástico donde todo está bien: no hay inseguridad, no se fabrican drogas, no hay desaparecidos, se acabó el huachicol, se logró la autosuficiencia energética, se respeta la libertad de expresión y la economía crece a pasos agigantados.
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