
Convienen INEA y Grupo Leadec brindar atención educativa a trabajadores
Durante los más de 37 años que llevo pergeñando mis artículos de opinión he escrito una y otra vez como consta en un portal famoso en donde el Big Brother lleva el cuento y el recuento de los que salimos de alguna u otra manera a la luz pública, sobre el desempeño, las pifias, ocurrencias y toda clase de sucesos de los últimos seis presidentes de la república e igual número de gobernadores de Oaxaca sin que tenga alguna suerte de filia o fobia con alguno de ellos por lo que el pronunciarme sobre el actual grupo en el poder y sus representantes, es parte de esta rutina en tanto ciudadano y escribano ocupado de México y del terruño. Salvo en dos ocasiones la casa editorial en que he publicado la mayoría de mis colaboraciones, los censuró primero muy a la mexicana haciendo perdedizo el original y luego, aceptando que la censura vino de manera pareja a nivel nacional por la entonces encargada de prensa de la residencia para evitar cualquier opinión contraria al señor de las botas y para no ser menos del encargado a nivel local en los tiempos aciagos del reinado del miembro de la tercera etnia que tuvo la “atingencia” de llamar personalmente para advertirme que me estaba pasando de la raya a pesar que he tratado a toda costa de mencionar a personas por sus nombres propios para evitar alguna controversia sobre todo jurídica aunque no necesariamente librarme de otros “inconvenientes” que conlleva eso de la escribida sin chayote o partido.
Pareciera sin embargo según el dicho de una de mis mejores amigochas que ha abrazado la actual “buena nueva” del reino de leche y miel que a decir del grupo en el poder, estamos viviendo y si no vea generoso lector la forma en que se presenta el último “logro histórico” hazaña sin precedentes aseguran en que de acuerdo al órgano informativo oficial, la pobreza en México ha disminuido de manera considerable tanto lo que catalogan como pobreza multifuncional como la extrema en que tirios y troyanos coinciden que se debe fundamentalmente a dos razones: El aumento progresivo del salario mínimo en los últimos seis años y de manera sobresaliente a los programas de bienestar social en que a los sectores más vulnerables al menos en el diseño, se les dan recursos en efectivo o a través de depósitos líquidos en programas como de apoyo a los adultos mayores, a madres solteras, becas entre otros.
Sin pretender encontrarle chichis a las víboras o ser clasificado como adversario de los actuales gobernantes y su partido llama la atención que además de ser conocida la información pública que los programas de bienestar han hecho junto a otras medidas de gobierno como el financiamiento de sus obras emblemáticas, que el endeudamiento del País crezca más que en los últimos treinta años y que actualmente represente más del 50% del PIB, que en el 2025 ya no hayan aumentado los montos que su impulsor prometió y que para el siguiente año presupuestal no se sepa fehacientemente de dónde se podrán financiarlos más de 400 mil millones de pesos que significan mantener los mismos montos que hasta ahora se otorgan. En este contexto de las primeras cavilaciones que me surgen es que de acuerdo con la información oficial apenas el 12% de la población económicamente activa tiene un empleo formal en una economía en que más del 86% se desenvuelve en la informalidad y en consecuencia tienen que ver con el aumento en los salarios mínimos sin que haya estadísticas, informes y análisis que nos permitan saber a ciencia cierta cómo es que el aumento ha incidido en el abatimiento de los índices de pobreza.
Por lo que se refiere a los programas de bienestar, los estudios serios que se han hecho a la fecha señalan que un poco más del 54% de los recursos que se reciben se ocupan para gastos médicos, medicamentos y exámenes especializados: N’tonces? la abuela Toña dixit, ¿cómo favoreció ese recurso a la disminución de la pobreza mis aguerridos aguiluchos del nuevo reino de leche y miel? más allá de la “hazaña”, quema de incienso y como se ve repartiendo la piel del osos antes de cazarlo, el pelirrojo extrañado dixit.
Consultando a uno mi paisano que ese si sabe de economía y no como otros, llegamos, dijo la hormiguita, a la conclusión en sus términos que solo la sustentabilidad en la disminución de los índices de la pobreza por medio de los empleos seguros y la productividad pueden asegurar que así sea más allá de dineros clientelares e indignas limosnas disfrazadas de apoyos para el bienestar. En mis términos rascuaches le pareció valido el ejemplo que aparecí ya en el inframundo de los que menos tienen y que su generosa aportación para medicarme hizo que momentáneamente fuera parte de los “hazañosos” y en cuanto ocupé más del 90% en pago, exámenes y medicamentos regresé a los deciles, ¡ay goeeei!, más gachos de la pobreza.
Gerardo Garfias Ruiz